viernes, 19 abril, 2024
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Badajoz: el franquismo ha vuelto

Elegía por mi pobre y retrocedida ciudad, primera capital de provincia española donde Vox gobierna con cargo en la corporación municipal

La incorporación del concejal de Vox de Badajoz al equipo de gobierno municipal con una importante concejalía confiere a mi ciudad natal el raro honor de ser la primera capital de provincia de España donde se sustancia el repugnante ménage à trois con la ultraderecha que tan gustosamente han aceptado el PP y Ciudadanos en toda España, aunque el partido de Rivera haga todo lo posible por disimularlo. El franquismo ha vuelto a Badajoz, si es que alguna vez se fue durante las dos décadas y media de gobierno de la derecha más retrógrada en la ciudad.

Badajoz es la ciudad donde nací y a la que he dedicado no pocos esfuerzos y desvelos en mi vida. Por eso me duele mucho más que en ningún otro caso que PP y Cs hayan pactado con Vox –cuyo voto les daba la mayoría absoluta- el reparto del gobierno municipal y, además, el aumento de las delegaciones remuneradas y, además, la inclusión de más cargos de confianza, incluidos los de la ultraderecha, con sustanciosos sueldos que paga la ciudadanía.


Antes, estas gentes se llamaban Movimiento Nacional y ahora se llaman Vox, pero las diferencias son mínimas, porque la genética es la misma.


Esta ultraderecha de Badajoz y de otras partes de España –la diferencia es que en Badajoz gobierna por primera vez en nuestro país después de 44 años de enterrado el dictador- es la misma que conocimos en el franquismo: la que no acepta al diferente, la que rechaza los derechos de las personas LGTBI, la que niega la violencia machista y quiere quitar las ayudas correspondientes, la que presume de cultura patriarcal, la que rechaza la libertad de información y expresión, la que considera que Franco está muy bien enterrado en el Valle de los Caídos, la que rechaza la Memoria Histórica y pasa de las decenas de miles de desaparecidos enterrados en las cunetas de España, la que combate el Estado de las Autonomías, la que rechaza al inmigrante, la que combate a la Europa unida, la que asume como propio el viejo nacionalcatolicismo, la que exacerba el nacionalismo españolista con excluyente voz…

Antes, estas gentes se llamaban Movimiento Nacional y ahora se llaman Vox, pero las diferencias son mínimas, porque la genética es la misma y porque las señas de identidad no solo se mantienen, sino que se reivindican y afilan. Pues bien, esta es la gente que, con la aquiescencia de PP y Cs cogobierna hoy en mi ciudad natal. Para llorar.


Sé bien cómo son –aunque ahora vengan disfrazados de corderos- porque sufrí en mis propias carnes y en las de mi familia su “estilo”, primero con Franco y después en democracia.


SÉ CÓMO SON

Sé muy bien cómo son en realidad –aunque ahora vengan disfrazados de corderos- porque sufrí en mis propias carnes y en las de mi familia su “estilo”, primero durante el franquismo y después en democracia. Hasta mediados de los años 60 del siglo pasado, la policía política del franquismo entraba en mi casa paterna y la ponía patas arriba en registros inmisericordes sin mandamiento judicial, solo porque mi padre era socialista y había defendido a la República como militar. Las cartas que enviábamos o recibíamos eran abiertas y censuradas por esa policía política en Badajoz. A mí mismo, en cuanto empecé a escribir en la prensa local y a moverme como activista social y cultural, me mandaban a los esbirros a los actos que organizaba o en los que participaba, para amedrentarme. Recuerdo perfectamente al delegado provincial de Información y Turismo presentándose como elefante en cacharrería en recitales de poesía que organizaba yo por aquellos años. Mi disidencia me costó una larga mili en el Sáhara, a pesar de que, casado y con hijos y con empleo estable en un medio extremeño, tenía derecho a hacer el servicio militar en mi localidad. Después, ya en democracia, el día 23 de febrero de 1981, en cuanto los fachas valientes de Badajoz supieron que Tejero había tomado el Congreso de los Diputados por las armas, se reunieron para decidir qué hacían; entre otras cosas, la lista de los que íbamos a ser represaliados, si no fusilados, al día siguiente (y no exagero). Después se supo, porque así lo publicó la prensa de la época, que mi nombre estaba en la lista de los 100 primeros periodistas españoles que iban a fusilar el 24F de haber triunfado el golpe. Más tarde, el 18 de julio de ese mismo año, la ultraderecha de Badajoz aprovechó la noche para quemar mi coche en fecha tan señalada. Como recordarán aquellos valientes, por la mañana me presenté solo en la sede de Fuerza Nueva de la plaza de Cervantes para preguntar quién había sido. Ni siquiera tuvieron el valor de enfrentarse a mí y bromearon diciendo que me invitaban a un café. Y no sigo por no cansar al lector con batallitas. Pero es que estas batallitas son las que sufríamos los disidentes y las personas de izquierda en aquellos años y hasta bien entrada la democracia, de parte de quienes entonces constituían el franquismo y de quienes después lo han mantenido latente hasta ahora que ha revivido y se nos ha colado en las instituciones y, por primera vez en la España democrática, en el gobierno de mi ciudad natal. Un retroceso que hemos de revertir de inmediato los ciudadanos y las ciudadanas progresistas de nuestra ciudad y de nuestro país.

VICTORIA DEL PSOE

En Badajoz ganó el PSOE las elecciones municipales, con una holgada victoria de Ricardo Cabezas sobre los demás, 13 concejales sobre los 9 del PP. Ciudadanos –como ha hecho en Cáceres- lo tenía fácil para apoyar un gobierno municipal de cambio y progresista después de 24 años de gobierno de una derecha retrógrada, cuyo logro más visible es la institucionalización involuntaria de la fiesta de Los Palomos –un hito nacional hoy- como consecuencia de los comentarios homófobos de un alcalde pepero antiguo y reaccionario.

Los ciudadanos y ciudadanas de Badajoz, los votantes progresistas, aquellos que quieren una ciudad más digna, libre y mejor, habrán tomado buena nota de lo sucedido. Ricardo Cabezas es joven y tendrá una nueva oportunidad dentro de cuatro años, si no antes, vista la inestabilidad que ya se vislumbra en el horizonte, cuando el teniente de alcalde de Ciudadanos que se va a repartir a dos años la alcaldía con Fragoso, tenga que contar con el voto de Vox, previa inexcusable negociación con los ultras. Y yo le vaticino desde aquí que, como ha ocurrido en la Junta de Extremadura, el candidato socialista ganará con una holgada mayoría absoluta.

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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