Las recientes maniobras aeronavales conjuntas de EE.UU. y Marruecos que acaban de tener lugar al norte de las islas Canarias, con participación de numerosos buques norteamericanos y aviones de caza de ambos países, han causado algunos incidentes de acercamiento extremo tanto a aviones civiles en vuelo hacia las islas o procedentes de ellas, como sobrevolando espacio aéreo español. Colectivos canarios interpretan estos movimientos como prueba del interés de EE.UU. por la explotación de petróleo y telurio en aguas en litigio entre España y Marruecos, y como presión a España por su postura en relación con el Sáhara ocupado por Marruecos.
Santa Cruz de Tenerife.-
Durante los últimos días han tenido lugar en aguas al norte de las islas Canarias, dentro de la ZEE (las 200 millas náuticas de la Zona Económica Exclusiva de España) y a escasa distancia de las aguas territoriales (12 millas), unas importantes maniobras aeronavales conjuntas de la Armada de EE.UU. -con numerosos buques, entre ellos el portaviones USS Eisenhower, y de la fuerza aérea marroquí. Entre las incidencias reportadas por fuentes canarias, controladores aéreos de las islas y pilotos civiles, destacan el acercamiento en vuelo a solo 33 pies (100 metros) de cazas militares de esas nacionalidades a aviones civiles con destino o salida de las islas y el sobrevuelo de la isla de La Graciosa dentro de las 12 millas territoriales españolas.
A nuestra Redacción han llegado una toma de pantalla de un radar de control aéreo de Canarias, en el que se aprecia el tráfico aéreo aludido, y una grabación de audio de la conversación de un controlador aéreo con el piloto de un avión civil, en la que se escucha perfectamente la información que da el controlador, relativa a la falta de coordinación e información de los vuelos de dichas maniobras con el control aéreo de Canarias y se menciona la violación del espacio aéreo de la isla citada.
(Audio del control aéreo de Canarias con incidencias detectadas.)
Diversos colectivos canarios han expresado su preocupación e indignación por estos hechos, que consideran determinados, por un lado, por el interés de EE.UU. por yacimientos de petróleo y de telurio ubicados entre la costa sahariana dependiente de Marruecos y Canarias, y, por otro, como presión al gobierno Español por la postura oficial española relativa al antiguo Sáhara español, hoy ocupado por Marruecos y al que este país considera ya, tras la anexión efectuada en la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado, como una provincia más de su territorio. Mientras que EE.UU. reconoció a finales de 2020 la soberanía marroquí sobre ese sector del Sáhara, postura refrendada también por el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, España mantiene su adhesión a las resoluciones de la ONU, que propugnan un referéndum de autodeterminación, a lo que Marruecos se opone.
Colectivos canarios subrayan la presión ejercida sobre España por la postura del gobierno en relación con la antigua colonia del Sáhara.
De cualquier modo, la postura del gobierno español adolece de falta de inteligencia política y de altura diplomática para lidiar con un país tan versátil y astuto en su acción internacional como Marruecos, que ya logró, con la famosa Marcha Verde y sin disparar un solo tiro, quedarse con la antigua colonia española del Sáhara en un tiempo récord y sin la menor oposición por parte española. Las plazas españolas de Ceuta y Melilla y la proximidad de las islas Canarias a la costa sahariana, cuyas aguas han sido recientemente declaradas por Marruecos como ZEE propia, entrando en conflicto con la ZEE canaria, son puntos flacos de la geoestrategia nacional a los que nuestro vecino magrebí sabe sacar partido cuando le interesa, y es de prever que este interés aumentará en los próximos años. Eso, sin contar la presión que ejerce nuestro vecino del sur con el problema de la emigración desde sus costas.
En los últimos tiempos, además, el país alauita está renovando el equipamiento y material de sus fuerzas armadas, con la adquisición de los más modernos cazabombarderos y otras armas de fabricación norteamericana, amén de su inteligente y global acción exterior, como su asociación con EE.UU. en asuntos clave de la zona, sus cordiales relaciones con Israel, su estrecha amistad con las dinastías del Golfo Pérsico, su acercamiento a China y su creciente papel de vigilancia y avance comercial en el estrecho de Gibraltar, con su proyección hacia el Atlántico y hacia el Mediterráneo, entre otras cosas, gracias al meteórico desarrollo del superpuerto de Tánger de los últimos años, como punto de gran importancia geoestratégica y comercial entre Europa, África y América.
(Tomás Fernán Núñez es periodista y analista político, diplomático y militar).
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