martes, 8 octubre, 2024
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Luis Lacalle Pou, nuevo presidente de Uruguay, y los chimangos

El 1 de marzo toma posesión el nuevo gobierno de centroderecha, después de 15 años de avances

En cinco años se perderá el bienestar conseguido en quince de gobierno honrado, dice el autor de esta crónica casi de realismo mágico, en la que el crítico interpreta el pensamiento del nuevo presidente uruguayo, Luis Lacalle (Don Lacayo para él), a quince días de su toma de posesión. Estas son las “conjeturas” del novedoso mandatario según lo vislumbrado por el autor.

Manuel Suárez Suárez
Manuel Suárez Suárez

Montevideo.-

“No hay que gastar pólvora en chimangos”, se dice aquí popularmente. Don Lacayo está tranquilo. Se acerca el primero de marzo, que será cuando asuma como presidente de la República Oriental del Uruguay, pero no hay motivo de preocupación ya que la suerte lo acompaña.

“Ahora que soy casi presidente -debe de pensar el electo- me puedo sincerar conmigo mismo. Tengo que empezar a convertirme en persona seria al ocupar la presidencia del país en el que nací. Estoy muy sorprendido por el triunfo electoral, ya que nuestro partido no hizo ninguna propuesta que mejorase el actual nivel de vida de los uruguayos. Nunca dijimos que se aumentaría el SMN (Salario Mínimo Nacional), pero aseguramos que se cambiaría el horario de laburo del peón rural, que pasará a ser de no menos de 10 horas diarias con el domingo libre. Acá, la verdad, le metimos un buen gol al Frente Amplio. Es evidente que los dirigentes frenteamplistas cometieron el error de creer en la excepción regional de nuestra clase media, al quedarse atrasados en el concepto tradicional de que es más “culta” que en Argentina, Brasil y EEUU. Bueno, a la mejor es así en un pequeño sector con educación universitaria, pero esos no votan al Partido Nacional.

ÉXITO DE LOS ASESORES

Menos mal que mis asesores me abrieron los ojos. Es gracias a ellos que ganamos las elecciones. Me aconsejaron centrar el discurso en aquellos que hace 15 años no tenían vivienda propia, no tenían un autito y tampoco conocían las vacaciones en Piriápolis. No me había dado cuenta (lo mío no son los análisis sociológicos) de que el que tiene más miedo de perder su actual estatus de bienestar es siempre un nuevo miembro de la clase media. Es el que creció un poco, el que subió un escalón y le aterra la posibilidad de caer. Mi guardia pretoriana me hizo ver que el que subió un peldaño quiere subir otro más, por lo menos. Acá es donde los genios del equipo Herrerista me hicieron ganador, al informarme que el ciudadano que ayer andaba en bicicleta porque no tenía para el boleto está indignado, porque dice que merece más de lo que tiene, pero no lo puede conseguir porque lo frena el picherío. ¿Qué me estás contando?


“Estoy muy sorprendido del triunfo electoral, ya que nuestro partido no hizo ninguna propuesta que mejorase el nivel de vida de los uruguayos”.


Enseguida entendí que tenían razón, al ver un esquema que me dibujaron en un pizarrón en el que escribieron bien grande la palabra “picherío”. Después le sacaron dos flechitas para abajo, una a la derecha era la “A” y la de la izquierda era la “B”. Lo tengo grabado porque fue la clave del triunfo. Es increíble, che, dónde estaba el meollo de la campaña electoral. Al lado de la “A” escribieron que tenemos un picherío “activo”, que es derivado de la acción gubernamental, es decir, sacarle la guita a los que tienen para dársela a los desfavorecidos; y al lado de la “B” pusieron que hay también un picherío “pasivo”, que es cuando se recibe, sin laburar, una papita rica mensual, que denominan ayudas sociales. Este esclarecedor esquema fue la base de mi consolidación como un candidato valiente, que es aquel que defiende a los que se rompen el lomo.


“Es mucho mejor tener una decena de millonarios más que mil pobres menos”.


Es lógico que muchos ciudadanos se calienten al ver que están pagando impuestos para mantener al picherío. Fueron los que nos votaron para que el país progrese y son los que desean más riqueza. A partir de marzo se llenarán de alegría con el aumento de impuestos y los recortes presupuestarios. Saben que los pobres no van a recibir un mango porque es al pedo, estás tirando la guita. Se necesita un “Solo Uruguay” que se esfuerce e implique en aumentar los ingresos de los que más tienen. ¡Así progresa el país! Es mucho mejor tener una decena de millonarios más que mil pobres menos. Coincido con el dicho popular de que NO HAY QUE GASTAR PÓLVORA EN CHIMANGOS”.

(Manuel Suárez Suárez es doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Montevideo (Uruguay), articulista y escritor).

SOBRE EL AUTOR

Manuel Suárez Suárez, ilustre galleguista y escritor, nuevo colaborador de PROPRONews

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