El azar ha querido que Guillermo Fernández Vara presida el Consejo de Política Territorial del PSOE justo en el momento en que la institucionalidad territorial vuela por los aires con el último cóctel molotov que ha lanzado el independentismo, el “cóctel relator”, contra la democracia española, una granada incendiaria que Pedro Sánchez, en una decisión personal y no consultada, ha aceptado y recogido con sus propias manos y que ahora pretende hacernos colar a todos los españoles como algo asumible, en un nuevo trágala independentista de los muchos que lleva engullidos.
El Consejo de Política Territorial del PSOE es un órgano del partido concebido, entre otras cosas, para velar por la institucionalidad territorial de España y para someter a él cualquier cuestión del partido o de sus líderes que afecte a dicha institucionalidad constitucional. Una barbaridad como la de aceptar un relator, intermediario, notario, negociador, árbitro, o como se le quiera llamar, entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña –o entre los partidos que dirigen hoy una y otra institución, lo que es lo mismo, aunque se nos quiera presentar como algo diferente- entra de lleno, clamorosamente, en el ámbito de lo que compete al Consejo de Política Territorial del PSOE.
Una barbaridad como la de aceptar un relator entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña entra de lleno en el ámbito de las competencias del Consejo de Política Territorial del PSOE.
Recordemos que un grupo de barones socialistas rebeldes, por una causa infinitamente menor que la que ahora nos preocupa, como era la negativa a que Pedro Sánchez dirigiera el PSOE en menoscabo del “liderazgo” de Susana Díaz, se alzaron en armas contra el secretario general y lograron su defenestración en primera instancia. Todos recordamos lo que ocurrió después. Uno de los más aguerridos conspiradores de aquella revuelta fue precisamente Guillermo Fernández Vara que, sin embargo, fue el primero en someterse a Pedro Sánchez tras la rotunda victoria de este en las primarias de su partido. Tanto se sometió que Pedro le “premió” de inmediato nombrándole a dedo presidente del susodicho Consejo, en una maniobra de clara eficacia, para mantener atado y bien atado no ya a Vara –que quedó ahí marcado con el estigma de una vomitiva sumisión- sino al propio Consejo donde, como se ve ahora, podrían surgirle problemas, pero que está seguro de que con Vara no le estallarán en dicho órgano.
El cóctel molotov del relator ha suscitado la reacción valiente de algunos de los barones socialistas -rebeldes contra Pedro entonces-, que ahora vuelven a alzar nítidamente la voz para decirle no a Sánchez. Todos los que han hablado se han expresado de manera inequívoca contra el relator y contra las cada vez mayores cesiones del presidente a los independentistas. Todos, menos Vara, que a lo más que se ha atrevido es a decir que “lo que es difícil de explicar es más difícil de entender”. ¡Toma ya!
PASO ATRÁS
Pero Vara, que también ha captado la onda expansiva del “cóctel relator”, en lugar de dar un paso adelante, como sus homólogos, lo ha dado para atrás, hurtando graciosamente el cuerpo para que esa onda no le derribe. La diferencia es que él es el presidente del órgano de su partido en el que habría que desactivar esa bomba. Algunos de sus pares le han pedido que convoque al Consejo. En realidad, la facultad de convocar a ese órgano corresponde al Secretario General socialista. Pero no hay duda de que, como presidente del mismo que es, Vara tiene autoridad y obligación moral de decir y hacer algo. Sin embargo, más allá de su tibio comentario, Vara no ha dicho ni hecho nada.
En el asunto del mediador, Fernández Vara, a diferencia de otros barones socialistas que se han posicionado claramente en contra, sigue nadando y guardando la ropa.
Guillermo Fernández Vara se ve hoy en la colosal contradicción de haber suscrito en la Asamblea de Extremadura una reciente moción del PP pidiendo la aplicación inmediata del artículo 155 en Cataluña, y de mirar para otro lado en el caso del “cóctel relator”, no sea que Sánchez se enfade y lo cese o le mueva el sillón de la Junta de Extremadura. Y ahí le tenemos, impertérrito, presidiendo inanemente un órgano traicionado, que deja de tener función cuando ignora el asunto territorial más grave de la democracia.
Vara tiene todavía la opción de redimirse, plantando cara a Sánchez –ya lo hizo antes con mucho menos motivo-, saltándose el procedimiento y convocando el Consejo que preside, y desactivando el “cóctel relator” que puede terminar de incendiar la situación. Él sabe perfectamente cuál es su deber. Pero ¿se atreven los lectores a pronosticar lo que hará? Yo juraría que va a permanecer quieto y callado.
Sánchez, Vara y otros como ellos están destruyendo el PSOE, la socialdemocracia y la posibilidad, cada vez más lejana, de que una izquierda sensata y progresista gobierne este país después del paréntesis de esta rara legislatura fruto de la moción de censura.
(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Su último libro publicado es la novela El Viaje del Tiburón – Caligrama Penguin Random House).
SOBRE EL AUTOR
José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo
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