viernes, 26 abril, 2024
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Liderazgo no es poder, pero lo mejora

El verdadero líder convence a los subordinados de que lo que él dice o propone es lo que hay que hacer

Liderazgo, que no poder. Porque no confundamos los términos. Poder es algo impuesto, pero liderazgo, a pesar de que podamos considerarlo otra forma de poder, es lo que logra que todos los subordinados ejecuten una acción y lo hagan con el convencimiento de que es lo hay que hacer. El verdadero liderazgo es algo que se echa en falta en el mundo actual, tan lleno de autócratas y de caudillos populistas, pero tan falto de verdaderos líderes. El liderazgo no es en sí mismo poder, pero hace que el poder sea mejor, más eficiente, comprensivo y humano.

Francisco Bautista Gutierrez
Francisco Bautista Gutierrez

El concepto de liderazgo, tan extendido en la actualidad, no es algo que haya surgido en los tiempos actuales. Maquiavelo, en su obra El Príncipe, analiza cómo debe comportarse un gobernante para conseguir sus objetivos y viene a decir que hay que ejercer una influencia sana y sincera sobre aquellos que deben cumplir las acciones propuestas. Aristóteles, en su tratado Política, deja bien claro que, para todo tipo de colectivos, es necesaria la presencia de un líder. Y si nos remontamos a Sun Tzu en su obra maestra El arte de la guerra, encontramos que ya establecía de manera clara y concisa la figura del líder como elemento imprescindible en los ejércitos.

Nada puede funcionar sin líder, sin aquella persona que, procesando los datos, los interpreta y utiliza de forma coherente; que, estando preparado emocionalmente, domina aquellas funciones que se necesitan para interactuar con el subordinado y así, proporcionarle los medios para que este prospere y pueda crecer.


Estas dos formas de autoridad son opuestas, puesto que donde predomina una de ellas no puede hacerlo la otra.


Liderazgo, que no poder. Porque no confundamos los términos. Poder es algo impuesto, pero liderazgo, a pesar de que podamos considerarlo otra forma de poder, es lo que logra que todos los subordinados ejecuten una acción y lo hagan con el convencimiento de que es lo hay que hacer.

Porque es así, por nuestra condición humana, a casi nadie le gusta ser mandado. Cierto que la acción de mandar, y más aún la de obedecer, la asociamos con la del dominio que alguien ejerce sobre nosotros y eso hace que el subordinado en la mayoría de las ocasiones acepte esa situación, pero a la defensiva, sin aceptar el poder que hace que el jefe tome decisiones y las haga ejecutar sin que el que obedece, pueda decir nada en contra de las mismas, y es en este sentido donde entra en juego el concepto de liderazgo, o sea, aquella motivación que un jefe ejerce sobre los hombres a sus órdenes, de tal manera que estos, le obedezcan, le respeten y lo que es más importante, cooperen para cumplir los objetivos propuestos.

Podemos afirmar que estas dos formas de autoridad son opuestas, puesto que donde predomina una, no puede hacerlo la otra. Es algo que está claro. Son dos conceptos, el poder y el liderazgo como tal, contrarios, ya que uno de ellos surge a causa de la organización en sí, o sea el escalafón o la autoridad conferida, y la otra forma permite a quien la posee utilizar el conocimiento y aplicarlo a los recursos humanos.

LIDERAR ES COMUNICAR

En nuestra sociedad, uno de los eslabones de la misma es el liderazgo, quizás uno de los más indicados para ejercer esa labor. Y es fácilmente identificable. Si partimos de que liderar es comunicar, es ordenar con claridad, hacer que la información llegue a todos y conseguir que tengan capacidad para comprender y aceptar la realidad de lo que uno vive, y cómo no, la posibilidad de movilizar los recursos necesarios para modificar aquello que ha de ser modificado; y de que el líder ha de ser reconocido por los subordinados y los jefes; ser, en definitiva, una persona deseosa de lograr que todo funciones bien, que se tenga seguridad y confianza en sí mismo, y, por supuesto, humanidad y un firme control emocional que permita ser firme en sus valores y en sus convicciones, nos estamos refiriendo a la figura de aquella persona capaz de desarrollar un proceso dinámico y complejo de influencias sobre sus subordinados y sobre los mandos superiores, ya que, si no es así, va encaminado al fracaso.


El líder debe estar al tanto del conocimiento cambiante de la tecnología.


Reflexionemos someramente sobre el papel de esta persona y analicemos las veces que se pide ayuda a esa persona, que ha de distinguirse por su honradez, por el respeto hacia todos, imprescindible si quiere ser respetado y, por supuesto, con libertad para actuar de acuerdo a su conocimiento y condición. Sin información, no es posible ejercer el liderazgo, y el líder ha de conocer los problemas y sentimientos del compañero y, de hecho, así sucede en la mayoría de los casos y así debería de ser en el resto.

Imprescindible que el buen líder sea aquél que conozca el carácter, los hábitos y pensamientos de los demás, así como sus virtudes y defectos, y que tenga una excelente capacidad de juicio, condiciones necesarias para poder tratar bien a todos y motivarles en todas las vertientes.

No es fácil llegar a esa situación, teniendo en cuenta que el líder no nace, sino que se crea, se hace, se va modificando y adaptando a las necesidades, con sus defectos y virtudes, trabajando hasta conseguir ser el mejor de un grupo.

Hay que tener en cuenta que el perfil profesional, y también humano en parte, se ha hecho a lo largo de muchos años. En definitiva, sin liderazgo no hay motivación y sin que esta se encuentre activada, no se puede lograr ningún tipo de satisfacción; no basta solo con tener cubiertas las necesidades, el líder ha de conseguir que el personal logre dar rienda suelta a sus habilidades, destrezas, aptitudes, conocimientos.

Pero no basta con que se tenga carisma personal, como de hecho sucede, hay algo más, y es el conocimiento cambiante de la tecnología, de cómo nos afecta ésta, el concepto de trabajador con sus obligaciones y preparación es un elemento que se modifica a cada segundo.

MANTENER LA CALMA

En resumidas cuentas, el líder ha de hacer un gran esfuerzo, tener una conducta ejemplar, saber mantener la calma en las situaciones complicadas, capacidad para no perder los deseos de luchar hasta el último momento y todo ello, jalonado por un afán de ser justo sobre todas las cosas, sin dejarse influir por elementos externos; piedad compasión y un gran acervo de principios; tener claro que ha de unir equipos de personas de distinta condición, sexo y carácter, y ha de aceptar que en la actualidad no es como antes, el personal está más preparado, no ya psíquica o emocionalmente, sino en el uso de las nuevas tecnologías, elementos que han entrado con fuerza en la sociedad.

Esto hace que haya que actuar en muchas ocasiones con astucia en la parte emocional y saber que vale la pena lo que hace, que sus actuaciones tienen un sentido que a veces va más allá del deber y, por supuesto, a pesar de esos avances tecnológicos, de esas redes sociales que tratan de hacerse imprescindibles.

Cierto que la experiencia es algo que debe de aplicarse a esa toma de decisiones, que es un pilar diríamos fundamental; pero no basta con ordenar y menos aún imponer a la fuerza lo que se debe hacer, como también es verdad que un líder ha de influir en la toma de decisiones y proporcionar directrices a pesar de los riesgos que con ello asume y, quizás por ello, ha de demostrar, entre otras cosas, conocimientos, lealtad y cómo no, iniciativa, cualidades muy valoradas, siendo por tanto un elemento de vital importancia. El liderazgo, sistema emergente y completo como el que más, el liderazgo activo, persuasivo, se construye en base a la verdad, la honradez y, sobre todo, la lealtad, que se sustenta en la confianza y apela a los valores más profundos y nobles de las personas. El líder, como tal, indiscutiblemente no lo sabe todo, pero sí tiene conocimientos de todos y, por supuesto, facultad para acceder a la información que desconoce.

En resumidas cuentas, para ser líder hay que disponer de una autoridad que, sin dejar de serlo, no se limite solo a técnica o profesionalidad. Ha que adaptarse a un entorno incierto. El líder tiene que mostrar confianza y tenerla en él mismo y en todos los que le rodean, alejar el miedo a perder el control y tomar acción en el momento oportuno actuando con rapidez e inteligencia.

(Francisco Bautista Gutiérrez, marino militar, ha sido Mayor de la Flota y profesor, y es hidrógrafo, oceanógrafo y escritor).

SOBRE EL AUTOR

Francisco Bautista Gutiérrez, exMayor de la Flota, hidrógrafo, oceanógrafo y escritor, nuevo colaborador de PROPRONews

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