lunes, 7 octubre, 2024
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Hernán Cortés, mucho más que un soldado genial

Hoy se cumplen 470 años de la muerte del conquistador

Hernán Cortés no solo fue un conquistador, uno de los más grandes de la historia del mundo. También fue un gran líder, un estadista visionario, un eficaz urbanista y un gran escritor. Cualquier otro país del mundo estaría plenamente orgulloso de él, como los suyos lo están de Napoleón, Aníbal, Alejandro, Julio César o Wellington. Solo gente acomplejada y autoflagelada por una falsa leyenda negra puede escatimarle el orgullo y la admiración; al margen de las violencias de la época, violencias generalizadas en el contexto de un mundo pasado que no pueden ser juzgadas con la visión de hoy. Este GRAN PAÍS que es España, siempre ha dado grandes hombres y Cortés es uno de ellos. Con este trabajo sobre él inicia Francisco Bautista Gutiérrez sus colaboraciones en PROPRONEWS.

Francisco Bautista Gutierrez
Francisco Bautista Gutierrez

España no ha sido siempre -ni solo- cuna de personajillos y estafadores. España ha dado y seguirá dando personas de gran valía. Por eso es bueno recordar de vez en cuando a alguna de ellas, más que nada para no perder la esperanza y aceptar que, aunque nos cueste creerlo, si pudiéramos hurgar en las entrañas de algunas de estas personas con las que nos cruzamos a diario, encontraríamos genes de conquistadores y luchadores como lo fue Hernán Cortés, solo que ellos o no lo saben, o no quieren saberlo.

América para España, más que un descubrimiento, podemos considerarla como el lazo de unión entre todos los pueblos, de aquí y de allí. Lógico, pues, que en la conquista se confundieran extremeños con vascos, andaluces con catalanes, y casi todos los demás pueblos de la geografía española.


Además de gran militar fue un estupendo estadista, político, diplomático, urbanista y escritor.


El Nuevo Mundo pues, puede ser considerado el estandarte de una nueva raza formada por el mestizaje, no solo entre los habitantes de España, sino entre estos y los pobladores indios que, poco a poco, mezclaron su sangre con la nuestra, aunque fuera por la necesidad de los conquistadores por tener mujeres, debido más que nada a la dificultad que tenían las españolas en trasladarse a las Indias.

Lo innegable en algunos conquistadores, como es el caso que nos ocupa, es que con un puñado de soldados como él, Cortés conquistó un poderoso imperio, y lo irrebatible es que dio origen a un mestizaje biológico y cultural muy enriquecedor.

La conquista de América tuvo aspectos positivos y negativos también, por qué negarlos. Entre los primeros podemos considerar, como parte importante, el reconocimiento de la libertad de los indígenas; y en el aspecto negativo, el empleo, en algunas ocasiones, del sadismo y la barbarie, hasta el punto de que algunos consideraban a los indios como verdaderos esclavos.

Retrato de Cortés.
Retrato de Cortés.

Es cierto que se ha escrito mucho, y no siempre bien, de los conquistadores, y no se puede negar que la dureza de estos soldados acabase en violencia contra el conquistado. Pero, salvo excepciones, que las hay, en la mayoría de los casos no se quiso destruir a los indios y, en el caso que nos ocupa, el conquistador poderoso, fuerte, como buen soldado, quiso conservar, sin embargo, lo mejor de su cultura.

MITO Y LEYENDA

La exploración del Nuevo Mundo nos acerca a la valía de un ejército que, ya sea por mar o por tierra, nos trae a unos personajes míticos, de leyenda, “dioses” en definitiva, como llegó a considerárseles, que consiguieron triunfar ante una misión tan importante como una de las mayores que haya conseguido el ser humano a través de los siglos.

Si nos paramos a estudiar, aunque solo sea someramente, el carácter y la potencia de los descubridores, y nos acercarnos a la región de la que procedían una mayoría de ellos, Extremadura, podemos conocer mejor la fortaleza de estos seres. Una climatología de origen dura, con calores agobiantes en verano y fuertes fríos en invierno, en la que se precisa una alimentación basada en productos básicos para una supervivencia en extremo, productos tales como el ajo, la cebolla, la manteca, los embutidos…


Su figura tiene la altura de los más grandes personajes de la historia universal.


Debemos tener en cuenta la labor que realizaron estos seres allí, que fue no solo conquistar, sino realizar la distribución de tierras, la creación de ciudades, puertos y carreteras, el cobro de impuestos para las arcas del Rey de España. Y en ello sobresale un gran soldado, Hernán Cortés, cuyas dotes no solo como militar, sino también como político y diplomático hacen de él un icono para los conquistadores del Nuevo Mundo, y, porqué no, para nosotros.

EL ORIGEN DEL HÉROE

Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano nació en Medellín (Extremadura) en 1485, siendo hijo de una familia acomodada (su padre era Martín Cortés de Monroy y su madre, Catalina Pizarro Velasco), lo que le permitió vivir bien, aunque su salud no fuese muy buena. Bullicioso en su juventud, altivo y travieso, le gustaba la caza y correr aventuras, en las que siempre era el Jefe, predominando en él un carácter alegre y jovial.

A los 14 años fue enviado a Salamanca, donde estudió leyes y gramática, pero cayó enfermo y volvió de nuevo a su tierra, dejando atrás la posibilidad de acabar sus estudios, como era el deseo de su padre. Tenía la misma aptitud para las letras como para las armas, siempre presentes en su vida; condicionaba fácilmente la mente con el pensamiento y tenía un don especial para manejar hombres, un don de expresión, puntual y exacto en sus actos y, lo que es más, una gran capacidad de observación, entereza de ánimo, visión política aguda y conocimientos humanos muy notables.

Una vez curado de su enfermedad, marchó a Valladolid para trabajar de escribano. Allí duró poco tiempo, porque no soportaba la monotonía de hacer siempre lo mismo. Fue un personaje más inteligente de lo que había sido considerado, con un espíritu abierto y todas las características de un buen soldado.

EN AMÉRICA

Cortés fracasó en su intento de incorporarse a las tropas de Gonzalo Fernández de Córdoba, no obstante, pudo embarcar en 1504 en Sanlúcar de Barrameda con destino a La Española, estableciéndose allí como escribano bajo la protección de Fray Nicolás de Ovando. Sin embargo, Hernán Cortes ya había fraguado su destino; aunque bien pudo haber sido un gran escribano si tenemos en cuenta el buen manejo de la pluma, que utilizaba con sencillez, pues escribía como hablaba, sin rebuscamientos se recreaba en la frase y así podemos encontrar una literatura fluida en sus trabajos, como las Cartas de Relación, las Ordenanzas Civiles y Militares, las Instrucciones a sus subordinados, las Reglas de Gobierno o las exhortaciones a sus capitanes. Hay que tener presente que le tocó vivir en una época en la que existía mucha diferencia entre los que tenían instrucción y los que no. A modo de ejemplo, podemos decir que solo un tres por ciento de los que le acompañaron sabía leer y escribir.

Medellin, localidad natal del conquistador. IBERRUTAS
Medellin, localidad natal del conquistador. IBERRUTAS

En 1511 acompañó a Diego Velázquez de Cuéllar a la conquista de Cuba y se estableció en Santiago, donde se casó con Catalina Juárez. El gobernador de Cuba le confió la empresa de buscar a Hernando de Grijalva, rescatar a los cautivos y traer todo el oro que pudiese. De este modo, con poco más de medio millar de hombres, una docena de mosquetes y algunos cañones de escaso calibre, Hernán Cortés se dirigió a conquistar el mayor imperio conocido desde Alejandro.

La civilización de Méjico era antiquísima. Ya en 544 a. de C., cuando entraron en el país, los Toltecas se encontraron con un pueblo culto que sabía fundir los metales, calcular el tiempo, y construir templos y pirámides. En 1170 llegaron a este país los Chichimecas, y al ser gente más tosca que vivía en cavernas, el país sufrió un retroceso en su cultura. Pero más tarde, con los Tlaxcaltecas, y otros, adquirieron cierta superioridad y sometieron a los demás pueblos de la región.

Así pues, nuestro soldado no iba a enfrentarse a unas personas sin ningún tipo de preparación. Todo lo contrario. Y aquí sí que tenemos que apreciar una de las características que debe predominar en un buen soldado: la de conocer al enemigo. Hernán Cortés sabía que los mejicanos no eran un pueblo inculto: elaboraban el oro, escribían con jeroglíficos, y ya a los niños les enseñaban a labrar la tierra desde muy pequeños. El imperio que tenía frente a él se componía de diferentes estados, cada uno con su rey, pero supeditados a un emperador.

Incluso los colonizadores encontraron una cartografía muy adelantada. Los jefes indígenas, según Hernán Cortés, tenían cartas geográficas elaboradas en papel de maguey y en pieles, así como en tejidos de algodón, henequén y palma, en los que se dibujaba con colores vegetales y en ocasiones se les daba un acabado con barniz. Estos mapas reproducían itinerarios y zonas específicas. Se considera que los españoles agregaron a los mapas existentes notas en español, sustituyendo la huella del pie descalzo por una herradura, para indicar los caminos que podían ser transitables a caballo. También se agregó la representación de templos católicos por medio de cruces y, posteriormente, ideogramas que simbolizaban fuentes, canales y acueductos.

Carlos V, por Tiziano. El emperador fue un desagradecido con Cortés.
Carlos V, por Tiziano. El emperador fue un desagradecido con Cortés.

La religión era otra parte importante de aquella cultura, pues estaba presente en toda la vida de los nativos; unas creencias que se basaban en el bien y en el mal, y se rezaba en templos atendidos por sacerdotes.

LA CONQUISTA

Cortés llegó a la isla de Cozumel y siguió costeando hasta Términos. No obstante, una de las primeras batallas fue en Tabasco, en la que venció a los indígenas después de sangrientos combates, hasta que, tras la de Centla, se firmó la paz. Su “premio” fue una joven indígena llamada Malinche, y bautizada Marina, intérprete y amante del conquistador. No podemos dejar de hablar de esta mujer, inteligente, sagaz y enérgica, que fue también su consejera y negociadora con los caciques. Con ella tuvo Hernán Cortés un hijo que llegó a ser Comendador de la Orden de Santiago.

El emperador Moctezuma le envió regalos, con la petición de que detuviese su avance, haciéndole saber de lo estéril de la tierra y de la cantidad de peligros que se iba a encontrar en el camino. Cortés hizo caso omiso y se alió con algunos caciques descontentos, a los que utilizó con el fin de engrosar su fuerza en aquellas tierras desconocidas. Entre estos aliados destacó Cempoala, por su odio a Moztezuma.

Entretanto, el rey Carlos I –el emperador Carlos V-, había nombrado a Velázquez como gobernador de las nuevas tierras y el deseo de este era que finalizaran las conquistas de Hernán Cortés. Pero antes de que le llamara para obligarle a ello, el conquistador fundó la ciudad de Villa Rica de la Vera Cruz, desligando su pertenencia a Velázquez.

Envió Cortés a Montejo y Portocarrero a la Corte para que dieran cuenta al rey de los descubrimientos y conquistas realizados en su nombre, ordenando inutilizar los barcos para que los amigos y seguidores de Velázquez no fuesen a contarle lo que estaba sucediendo. Como no podía estar quieto, salió con medio centenar de hombres para Cempoala, dejando a Escalante en Veracruz con otro grupo de soldados.

Escudo de Hernán Cortés.
Escudo de Hernán Cortés.

En esta etapa venció a los indios en Tlaxcala y continuó la marcha, abortando un levantamiento en Cholula, hasta llegar a Tenochtitlán, la capital azteca, donde fue recibido por Moztezuma, que le alojó con sus hombres, en un gran palacio. Hernán Cortés, con el fin de prevenir un ataque de los aztecas, obligó a vivir a Moztezuma con ellos dentro del recinto y envió a sus capitanes a recorrer el territorio pidiendo la sumisión de los caciques, apoderándose al tiempo de todo el oro posible para mandar a España.

Diego de Velázquez, sabedor de estos logros, envió contra Hernán Cortés una flota de diecinueve barcos y mil quinientos hombres al mando de Pánfilo de Narváez, ocultando sus rencillas bajo la máscara de poner un poco de orden entre los insurrectos. Pero no pudo hacer nada Pánfilo, ya que fue vencido en la batalla de Cempoala, logrando Hernán Cortés un considerable incremento de armas y hombres, al pasar las tropas atacantes a su servicio.

Al mismo tiempo, Méjico, aprovechando la confusión, se sublevó, asediando la fortaleza donde estaba Pedro de Alvarado, apresando a este y asesinando a casi todos sus hombres. Marchó Hernán Cortés hacia la capital y apresó a Moctezuma. Este fue asesinado de una pedrada y sustituido por Cuitláhuac, enemigo declarado y acérrimo de los españoles, que les atacó con todas sus fuerzas hasta obligarles a huir hacia Tlaxcala, dejando muchos muertos en el camino, como después le sucedería al propio Cuitláhuac en la batalla de Otumba.

El desaliento de los mejicanos ante esta muerte fue tal que Hernán Cortés pudo continuar fácilmente la conquista, tras permanecer una larga temporada en Tlaxcala. Luego sometió la parte oriental de Méjico, después de ocupar Tepeaca y fundar un pueblo español que llamó Segura de la Frontera.

LA INGRATITUD REAL

No fue, sin embargo, fácil la conquista. Solo unos soldados como aquellos, liderados por un hombre como Hernán Cortés, pudieron sobrevivir y vencer en las infinitas batallas que mantuvieron hasta llegar a la capital, que cercaron dejando solo una vía para que pudieran huir los habitantes, cosa que no hicieron, por lo que los españoles se vieron obligados a pelear puerta a puerta. Una vez ocupada Tenochtitlán, Hernán Cortés fundó ciudades, construyó industrias y un astillero. Y en 1524 llegaron los primeros franciscanos, para comenzar la labor de evangelización.

En esta casa-palacio de Castilleja de la Cuesta murió Cortés hace 470 años.
En esta casa-palacio de Castilleja de la Cuesta murió Cortés hace 470 años.

Consumada la conquista, Hernán Cortés escribió la Segunda Carta de Relación, y lo que aparentemente era una carta al rey Carlos I, se convirtió en una manera de dar la noticia de la conquista al público.

A finales de 1521, Cristóbal de Tapia es nombrado gobernador, otro enemigo acérrimo de Cortés, por lo que este envió al Rey lo mejor que encontró dentro de sus conquistas, nativos y oro. Con esto, y con la ayuda de su padre y de algunos amigos, consiguió Cortés que se le reconociese como Gobernador y Capitán General de la Nueva España.

Su carácter aventurero le llevó a realizar nuevas incursiones. Así envió a Pedro de Alvarado a Guatemala y a Cristóbal de Olid a Honduras, aunque tuvo que salir él en su ayuda. Su ausencia dejó al país en manos de hombres sin escrúpulos, que tiranizaron a la población y Cortés tuvo que regresar para destituirlos a todos, hasta que en 1528 fue llamado por el Rey y regresó a España, desembarcando en Palos, donde se encontró con su pariente Francisco Pizarro, que venía a pedir permiso para conquistar Perú.

Monumento a Cortés en su pueblo natal.
Monumento a Cortés en su pueblo natal.

No podía pasar por alto que la primera visita que hizo en España fuese a la Virgen de Guadalupe, para, más tarde, acompañado de un nutrido grupo de indios, presentarse ante el rey, cargado de regalos, siendo nombrado Capitán General, Adelantado Mayor de la Mar del Sur, Caballero de Santiago y marqués de Oxaca. En este tiempo y como su mujer había fallecido, contrajo matrimonio con Juana de Zúñiga con la que tuvo descendencia. Dos años después volvió a Méjico, desembarcando en Veracruz el 15 de julio de 1530, dedicándose desde entonces a la agricultura, la ganadería y la explotación de sus minas.

En el año 1540 regresa definitivamente a España, presentando al rey una serie de agravios que había sufrido, sin que este le hiciera reparación alguna. De este modo le hizo saber al rey Carlos de sus luchas en la juventud para poder vivir bien en la vejez, del hambre pasada, de las largas jornadas con las armas, todo para verse viejo, pobre y empeñado al final, precisamente él, que tanto había hecho por España y su Rey.

Las obras de Cortés fueron prohibidas y quemadas en las plazas públicas, para no empequeñecer al rey. Solo de la Segunda Carta de Relación se habían editado más de cuatro mil ejemplares, cuyo valor era equivalente al de doce mil caballos.

Sus escritos hablan de la logística como parte importante en la batalla, de la labor del ejército como mantenedor de la paz, de la evangelización y aquí hemos de recordar la lucha desde el primer día por la evangelización de los indios, cosa que no logró, aunque sí que se suspendieran los sacrificios humanos.

El día 2 de diciembre de 1547 entregó Cortés su alma a Dios en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta. Hoy se cumplen 470 años de la muerte de uno de los hombres más grandes que ha dado España.

(Francisco Bautista Gutiérrez, marino militar, ha sido Mayor de la Flota y profesor, y es hidrógrafo, oceanógrafo y escritor).

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