viernes, 26 abril, 2024
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Las malas artes de MAPFRE para rebajar una indemnización a la víctima de un grave atropello

La aseguradora se atrevió incluso a violar el domicilio de la madre del atropellado, una anciana de más de 90 años, con un detective disfrazado de cartero, que entró en la casa e interrogó a sus ocupantes bajo engaño

Un peatón que camina correctamente a primera hora de la mañana por un paso de peatones con su carrito de la compra camino del supermercado, es atropellado violentamente por un turismo que irrumpe marcha atrás en el paso, causándole fracturas y lesiones graves que le provocan una invalidez física de por vida y agravan la discapacidad psíquica que padece. La aseguradora del vehículo, MAPFRE, no solo pretende reparar con una cantidad mínima los daños causados y la dependencia vitalicia de terceros de una persona que hasta ese momento era perfectamente autónoma, sino que además se ha atrevido a investigar a la víctima con detectives que incluso han violado el domicilio donde vive con su madre, una anciana de más de 90 años, y han llegado a interrogar a los ocupantes de la vivienda.

Esta historia pone de manifiesto la falta de escrúpulos de ciertas aseguradoras, o de sus abogados y detectives, que, con tal de pagar lo menos posible a la víctima de un grave accidente –un peatón atropellado en un paso de peatones por un turismo en marcha atrás que le deja inválido de por vida-, mienten en sus argumentos e incluso montan durante años un operativo para investigar al peatón atropellado, con detectives que, haciéndose pasar por otra persona, llegan a violar el domicilio del herido, y son tan torpes que lo reconocen en su propio informe.


La víctima del atropello ha quedado inválida de por vida y necesita un ayuda permanente incluso para asearse, pero MAPFRE pretende solventar el asunto con 200.000 euros.


A las 9,40 horas de la mañana del día 3 de agosto de 2015 -un día soleado, con plena visibilidad y pavimento seco, según consta en el atestado policial para ilustrar las condiciones ambientales de que disfrutaba el conductor si hubiese actuado con responsabilidad-, un peatón varón de 59 años de edad está cruzando un paso de peatones en la Plaza de los Alféreces de Badajoz. Minutos antes ha salido de su domicilio, situado a escasos cien metros del lugar del accidente llevando el carrito de la compra con la intención de ir a un supermercado próximo. El peatón padece una enfermedad mental (esquizofrenia paranoide) que no afecta para nada a su motricidad, independencia y autonomía, como lo prueba el hecho de que se dirige a la compra caminando normalmente con su carrito.

EL ATROPELLO

Al cruzar el peatón el paso de peatones, un turismo que alocadamente circula a toda prisa marcha atrás le atropella con la parte la trasera del vehículo, golpeándole violentamente y desplazándole a una distancia de más de un metro fuera del paso de cebra a consecuencia del impacto. El atropello le causa a la víctima traumatismo craneal, fractura de clavícula derecha y fractura de tibia derecha, con graves secuelas que más de tres años después le impiden caminar y valerse por sí mismo, por lo que necesita asistencia y cuidado las 24 horas del día, cosa que seguirá siendo así por el resto de sus días según testimonios médicos. A los daños físicos y psíquicos –como consecuencia del accidente y sus secuelas, se ha agravado su discapacidad psíquica previa- hay que añadir que, como consecuencia de la forzada inmovilidad que le impide caminar y moverse, la víctima ha sufrido desde el día del atropello siete intervenciones quirúrgicas, incluidas diversas ileostomías generadas por las obstrucciones intestinales consecuencia de su imposibilidad de caminar, sin que antes del accidente hubiese tenido jamás este tipo de problemas ni hubiese sido operado jamás de ninguna dolencia.

La aseguradora del causante del atropello, MAPFRE, reconociendo la responsabilidad del conductor, se allanó parcialmente y abonó algo más de 200.000 euros, una cantidad muy alejada de lo estimado por la representación legal de la víctima, que reclama algo más de 600.000, pues el accidentado, por la incapacidad absoluta causada por el atropello, precisará asistencia permanente vitalicia. El juicio correspondiente se celebró en el Juzgado de 1ª Instancia de Badajoz el pasado día 22 de noviembre y está pendiente de sentencia.

Imágenes del atestado, del coche que atropelló a la víctima sobre el paso de peatones, que desmiente la versión del abogado de Mapfre.
Imágenes del atestado, del coche que atropelló a la víctima sobre el paso de peatones, que desmiente la versión del abogado de Mapfre.

Lo que llama la atención de la actuación de MAPFRE son, por un lado, las mentiras en las que su representante legal basa sus argumentos y, por otro, la incalificable actuación de los detectives contratados por la misma para investigar a la víctima, a fin de rebajar al máximo la indemnización que corresponde y dejarla exclusivamente en la cantidad inicial que abonó la aseguradora.

PRIMERA MENTIRA DEL ABOGADO

Dos son las falsedades que introduce el abogado de MAPFRE en su argumentación. La primera es decir que la víctima circulaba fuera del paso de peatones, a fin de repartir injusta y falazmente la responsabilidad entre el conductor y el atropellado. El abogado intenta hacer colar su mentira con el hecho de que la víctima, en efecto, quedó tendida a más de un metro de distancia del paso de cebra, lanzado hasta allí a consecuencia del fuerte impacto, tan violento que causó una notoria abolladura en la trasera del turismo. Es imposible que el atropellado caminase fuera del paso de peatones porque a dicho paso se accede desde una plataforma ajardinada bordeada por seto con murete, que solo se interrumpe por el acceso al paso –como se observa en la imagen inferior del reportaje fotográfico realizado por la Policía Local de Badajoz que figura en el correspondiente atestado y que reproducimos junto a estas líneas-, de modo que para ir por fuera del mismo, la víctima habría tenido que saltar dicho seto con el carrito de la compra que portaba.

Pero lo que desmonta definitivamente el falaz argumento del abogado, es el propio atestado policial. En las fotografías realizadas por los policías y que reproducimos en esta información, se observa claramente cómo el vehículo queda situado exactamente sobre el paso de peatones, tras el frenazo que realiza el conductor al percibir el impacto. De haber caminado el peatón fuera del paso, hubiese sido imposible que el turismo quedase en esa posición. Pero es que, además, los propios policías que firman el atestado terminan ratificando por escrito esta conclusión incontestable: “… a juicio de los Agentes instructores y en baso a lo declarado por el conductor del turismo cuando estos llegaron al lugar, manifestando que al circular marcha atrás sintió un golpe, no diciendo en el lugar, en ningún momento, que moviese el vehículo hacia delante, viendo además que el vehículo se encontraba ocupando el paso de peatones, hacen pensar a los instructores que el atropello se produjo en el paso de peatones debidamente señalizado y habilitado al efecto”.

Pese a tan contundente testimonio policial, el abogado de MAPFRE, Antonio González Lena, se atreve a decir en la contestación a la demanda de la víctima que “del propio atestado se deduce claramente que el demandante cruzaba la calzada fuera del paso de peatones allí existente”, argumento que no se sostiene a la vista de las evidencias y del propio informe policial. La familia de la víctima no se explica que un letrado serio pueda retorcer de esta manera un argumento para intentar colar un testimonio policial en sentido por completo contrario del que tiene.


El propio informe del detective reconoce la violación del domicilio de la víctima.


Por otra parte, ante la afirmación del señor González Lena en su contestación, de que “por todos es sabido que cualquier atropello en paso de peatones da lugar a inicio de diligencias penales, cosa que en esta ocasión no ha ocurrido, pues las mismas fueron archivadas”, la familia de la víctima ha consultado fuentes jurídicas solventes, que señalan la posibilidad de reabrir el caso desde el principio, con petición de responsabilidad penal para el conductor, en base precisamente a las pruebas documentales y fotográficas aportadas por los agentes de la Policía Local que instruyeron el atestado, y asimismo exigir responsabilidad a la autoridad que decretó el archivo de las diligencias.

SEGUNDA MENTIRA

La segunda mentira es asegurar que el atropellado ya sufría incapacidad y necesidad de asistencia personal antes del accidente, cosa totalmente falsa. La víctima, por su enfermedad mental, es cierto que requería un cierto control por parte de la familia a efectos de medicación, actividades, etc., pero en modo alguno tenía afectada su motricidad y autonomía personal. Es más, perteneciendo a una conocida familia de Badajoz, la víctima era muy popular en la ciudad, que recorría diariamente en largos paseos, y por su sociabilidad y cercanía, que le llevaban a conversar con los numerosos conocidos con los que se topaba diariamente, circunstancia que conoce la mayoría de la gente. Precisamente, en el juicio testificó un veterano policía local de Badajoz, que ratificó que hasta el tiempo del accidente, él vio con frecuencia a la víctima caminando normalmente y sin ningún impedimento, de manera frecuente, por toda la ciudad.

ACOSO DE LOS DETECTIVES

Pero en este caso no solo son rechazables las falsedades vertidas en contra de la realidad de los hechos y de los intereses del atropellado, que bastante desgracia tiene, como él mismo dice, con “haber perdido la única cosa que le quedaba en la vida, que era pasear libremente por la ciudad”. Además, MAPFRE, o su representación legal, contrató a una agencia de detectives de Sevilla de rimbombante nombre, Hunters Inteligencia Empresarial S.L.U (licencia 954), cuyo mero enunciado ya avisa del talante (Hunters significa “cazadores”, con la diferencia de que ellos han de tratar con personas y no con animales, por lo que su actuación debería ser exquisita y no como en este caso).

Fotos efectuadas por el detective violando la intimidad de la víctima en la práctica de sus creencias religiosas.
Fotos efectuadas por el detective violando la intimidad de la víctima en la práctica de sus creencias religiosas.

Aunque el informe final de la investigación llevada a cabo sobre la víctima está rubricado únicamente por el director de la firma, José M. Ramírez, que dice que “en esta investigación ha participado el Detective Privado José M. Ramírez”, sin mencionar a nadie más, lo cierto es que participaron otros dos detectives más, como consta por testimonios de terceros y como el propio señor Ramírez declaró en el juicio, pues nombró a otras dos personas como intervinientes. Y todo para seguir y documentar fotográficamente los tristes pasos de la víctima de un grave atropello que desde el 3 de agosto de 2015 no ha podido volver a andar.

La investigación –que en ciertos momentos puede calificarse de acoso, pues la víctima detectó desde el principio la presencia del detective que le fotografiaba, expresando en todo momento a su cuidador su preocupación y temor- dio comienzo el día 31 de marzo de 2016 –ocho meses después del atropello- y concluyó el día 16 de enero de 2018, desarrollándose en diferentes jornadas en las que los detectives siguieron a todas horas al atropellado y a su cuidador, haciéndoles numerosas fotografías y llegando a violar incluso su intimidad y el hogar familiar.

Lo hilarante del caso, si no fuera por el segundo atropello cometido en este caso, este ya sobre la intimidad y la morada de la víctima, es que dicha investigación concluye –como si la hubiese contratado el demandante y no MAPFRE, debido a lo favorable que es para la víctima el resultado de la misma- que en el transcurso de esos años el accidentado jamás anduvo solo. Todas las fotografías realizadas por los detectives prueban que el herido es incapaz de caminar por sí mismo.


La aseguradora y su abogado mienten al asegurar que el atropellado caminaba por fuera del paso de peatones.


El acoso detectivesco fue tan intenso que llegó a violar la intimidad del accidentado incluso en sus creencias. La víctima, católica practicante, fue incluso fotografiada dentro de la iglesia adonde acudía en su silla de ruedas a rezar con su cuidador, como se aprecia en las imágenes que ilustran esta información. El detective hasta se atrevió a entrar dentro del templo y allí continuó haciendo fotos a una persona inválida que, además, por su esquizofrenia paranoide, padeció las consecuencias psicológicas de este inhumano seguimiento.

VIOLACIÓN DEL DOMICILIO

Por si todo esto fuese poco, el día 31 de marzo de 2016, el detective entró en el edificio donde vive la víctima con su madre anciana y un hermano, y primero se atrevió a fotografiar el buzón del correo de la familia, donde únicamente constan los nombres del padre –fallecido con anterioridad- y de la madre de la víctima, acción que, según fuentes jurídicas consultadas, puede incurrir en los supuestos de la Ley de Protección de Datos, dado además que dichas personas no tienen absolutamente nada que ver con el caso.

No contentos con eso, un detective diferente del que firma el informe de la investigación, un hombre joven, se atrevió a subir a la planta donde reside la familia, a entrar en el domicilio de la víctima, disfrazado de cartero, con la excusa de llevar un sobre para el atropellado, y a interrogar a los allí presentes. El cuidador de la víctima –que ha testificado en el juicio corroborando estos hechos y además los ha plasmado en una declaración ante notario para que los familiares puedan utilizarlo en próximas acciones legales- lo cuenta así:

El día 31 de marzo de 2016 entré a trabajar en el domicilio de Don XXXX, como su cuidador personal, dado que había sufrido diversas lesiones y fracturas al ser atropellado por un coche en Badajoz en agosto del año anterior y a consecuencia de ellas no podía caminar ni valerse por sí mismo. A media mañana de dicho día (recuerdo todos los detalles por la coincidencia de ser mi primer día de trabajo en dicha casa) llamaron al portero automático, identificándose quien llamaba como un cartero que traía un paquete para la persona que yo cuidaba. Le abrí personalmente la puerta y como el herido no podía caminar, le pedí el recibo de entrega para que lo firmase el interesado, pero el otro entró sin esperar, hasta el salón, donde se encontraba la víctima, junto con un hermano y la madre de ambos, una anciana de 90 años de edad entonces. El hombre hizo entrega del sobre que llevaba, que dijo procedía de Madrid, y el interesado firmó donde él le dijo. Luego empezó a hacer diversas preguntas sobre el estado de la víctima, el número de personas que vivían en la casa, el estado psíquico de los dos hermanos y de la madre, cosa que ya me extrañó, y después hizo intención de marcharse. Pero cuando ya estaba en la puerta, volvió a entrar en el salón, llamando por el diminutivo de su nombre a esta persona, y hablando de la “revista del Real Madrid” que contenía el paquete, cosa que me extrañó mucho más, por la confianza, y porque la víctima todavía no había abierto el sobre y el repartidor no podía saber a priori lo que contenía. Al salir de nuevo, volvió a hacerme diversas preguntas sobre la familia. Yo le respondí que por qué hacía aquellas preguntas y que quién era él para hacerlas. El herido se extrañó mucho de recibir la citada revista, ya que él dijo no ser aficionado al fútbol ni tener ninguna relación ni contacto con nada ni nadie del Real Madrid”.

Según este testigo, el detective permaneció más de cinco minutos en el interior del domicilio curioseándolo todo y haciendo preguntas.

EL DETECTIVE SE DELATA

En el juicio, José M. Ramírez, el director de Hunters (Cazadores), pese a las evidencias y a estar bajo juramento, negó que ni él ni ninguno de sus detectives –llegó a nombrar a dos- entrasen en el domicilio de la víctima, y terminó diciendo que, en todo caso, todas las preguntas las hicieron a través del telefonillo, como si también fuese lícito entrar en contacto directo e intercambiar palabras con un investigado aun de forma no personal, y mucho menos si padece una enfermedad mental, y como si por esa vía les fuese posible saber cuántas personas se encontraban en ese momento en la vivienda, como hacen constar en su informe, salvo que sean adivinos.

El informe del detective que prueba su violación del domicilio de la madre de la víctima confesada por él mismo.
El informe del detective que prueba su violación del domicilio de la madre de la víctima confesada por él mismo.

Pero es que –en un alarde de torpeza que dice mucho de la habilidad de estos “cazadores”- el director de la agencia, rubrica con su firma, nombre y número de licencia, el informe de la investigación, en el que dice textualmente, según puede apreciar el lector en otra de las imágenes que ilustran esta información:

Unos minutos después (el investigado, siempre en silla de ruedas, y su cuidador) regresan al domicilio. Ante lo cual decidimos efectuar ciertas gestiones en el mismo, con motivo diferente al que realmente nos ocupa (evidentemente, entregar el sobre haciéndose pasar por cartero). Así mismo (sic), nos entrevistamos en la vivienda con el joven que les cuida, que nos dice que era su primer día de trabajo (antes la víctima había tenido otros cuidadores), que los 3 habitantes de la casa, es decir, la madre del lesionado, un hermano y el propio señor XXXX, se encuentran con ciertos desajustes mentales y que él está allí para cuidarlos y asistirles, al igual que una señora que se encarga de tareas domésticas y ayudarle también. Terminadas nuestras pesquisas regresamos a la calle, donde permanecemos a la espera de novedades en las cercanías”.

Fuentes jurídicas solventes consultadas por nuestro periódico señalan que estos hechos son presuntamente constitutivos de diferentes delitos recogidos tanto en la Ley de Seguridad Privada, como en el Código Penal, en la Ley de Protección de Datos y en la Ley Orgánica de protección del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, por posible allanamiento de morada, invasión de la intimidad familiar, recopilación de datos no solo sobre la víctima, sino también sobre su madre y sobre un hermano, perjurio, etc., con las agravantes de suplantación de identidad, y uso de disfraz.

La familia del demandante está a la espera de la sentencia del juzgado de primera instancia. Al mismo tiempo, han iniciado los pasos para entablar las correspondientes querellas contra MAPFRE y sus representantes legales y detectives, por los presuntos delitos citados. Igualmente, van a presentar las correspondientes denuncias y quejas ante la Dirección General de Seguros, el Colegio de Abogados de Badajoz y la autoridad de la que dependen los detectives privados. Asimismo, van a pedir la revisión del caso para iniciar las acciones penales correspondientes contra el conductor, ya que el accidentado fue atropellado, como demuestran todas las pruebas, dentro del paso de peatones por un vehículo irresponsable que circulaba a toda prisa marcha atrás.

La familia, en declaraciones a este periódico, se pregunta cómo es posible que una compañía tan seria y prestigiosa como MAPFRE se preste a este tipo de acciones, tan abusivas y presuntamente ilegales, como burdas e impropias de una empresa de su nivel.

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