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2019, la triste despedida de una estrella

Además de negarle en vida la Medalla de Extremadura, tampoco asistió al sepelio de Rosa Morena ningún representante de las instituciones públicas extremeñas ni tampoco de las entidades culturales, musicales o flamencas de la región, lo que demuestra ingratitud y, lo que es peor, ignorancia

Fue una estrella de la canción y el espectáculo de nuestro país en los años 60, 70 y 80, y tuvo una notable repercusión en América, donde incluso compartió cartel con Frank Sinatra y recibió el Premio de la Crítica de Nueva York. Rosa Morena, la recordada artista de Badajoz, triunfó en todo el mundo y mostró en numerosas ocasiones su espíritu solidario con los demás. Acaba de morir este diciembre en su ciudad natal y las instancias oficiales de la región que le vio nacer y a la que ella dio difusión y nombre en numerosos países del mundo, ni siquiera acudieron a su entierro. No solo le negaron un reconocimiento más que merecido, al que tuvo derecho en vida (es incomprensible que no se le concediera la Medalla de Extremadura, galardón hoy devaluado, concedido muchas veces a personas y entidades con escasos y dudosos méritos), sino que ni a su muerte tuvo nadie la elegancia de hacer presente en su entierro al mundo institucional, cultural, musical o flamenco extremeño. Y después, el silencio ha sido total. Una vergüenza.

Badajoz.-

Falleció y fue enterrada en los días del puente de la Constitución/Inmaculada y acaso muchos que andábamos fuera de Badajoz no nos enteramos. Sin embargo, parece que ha sorprendido a los medios extremeños -que difundieron su muerte puntualmente- la escasa asistencia a su funeral. La periodista Ascensión M. Romasanta lo comentaba en El Periódico Extremadura (15/12/2019), ponderando que no entendía “los motivos por los que ningún representante de ninguna institución, ni municipal, ni provincial, ni regional, ni cultural, ni de ninguna asociación, ni de ningún colectivo, ni de ninguna peña flamenca” estuvo presente en la despedida de la gran artista extremeña, cuando todos los medios coincidieron en poner en valor su renombrado arte a nivel nacional e internacional y su contribución con la canción a dar a conocer la tierra que la vio nacer en los lugares que visitó.


Recorrió con increíble éxito América Latina, EE. UU y Canadá y obtuvo grandes triunfos en España.


Comparto el escrito de la periodista, pensando aquello de que en esta tierra seguimos enterrando a los vivos y resucitando a los muertos. Aunque en esta ocasión de la pérdida de un personaje tan significado como Rosa Morena ni siquiera ha suscitado lo último, por el posterior mutismo manifiesto de instituciones y artistas, siendo muy lamentable, pues aquí tardará tiempo en nacer, si es que nace, una estrella de la canción tan clara. Digo, de las instituciones y artistas extremeños que nunca la habían reconocido en un gran homenaje, tal vez por ese “gran desconocimiento de etapas históricas que en cualquier otro lugar serían tema de orgullo”, como bien dijo en una ocasión -hablando de ella- el dramaturgo Miguel Murillo.

IGNORANTES RESPONSABLES CULTURALES

Es algo que pasa en esta tierra de responsables culturales ignorantes -asesorados por esa caterva de trepas, pelotas y chivatos de la misma cuerda política, oportunistas de siempre y de turno tanto en el PP como en el PSOE– donde, paradójicamente, sin acreditar una larga trayectoria de triunfos o méritos, han dado ridículamente una Medalla de Extremadura a una “triunfito” en la canción, o vergonzosamente en teatro al Festival de Teatro de Mérida en su etapa estética más baja y en su peor momento ético, cuando la mesa de contratación de un nuevo director por cuatro años más estaba suspendida a causa de los recursos presentados por otras empresas del sector, por sospechas de favoritismo en favor de su actual director Jesús Cimarro (que fue a recoger junto al alcalde de Mérida el galardón), y al que se le ha prorrogado a dedo para un quinto año de manera vergonzante.

Rosa Morena con el Premio de la Crítica de Nueva York.
Rosa Morena con el Premio de la Crítica de Nueva York.

Sé bastante, desde nuestra juventud, de la vida de Manuela Otilia Pulgarín González, conocida por su nombre artístico Rosa Morena, nacida en Badajoz, que cobró su popularidad en España a lo largo de los años 70, después de haber recorrido con increíble éxito, durante más de una década, América Latina, EE. UU y Canadá. Toda una estrella, que, cada vez que la veía en la pantalla o en la prensa, resonaban en mi memoria los ecos de una particular amistad en la etapa de nuestra infancia, pues ella había nacido en una casa propiedad de mis abuelos en la calle Trinidad, vivienda adyacente separada por un corralón a la de mi nacimiento 8 meses después del suyo, y de un inesperado reencuentro que tuve en Puerto Rico, pues fui testigo en un conocido restaurante de San Juan de la grandiosa acogida que tuvo -por parte de los medios informativos y del público- su presentación en la bella isla caribeña, donde actuaría para un conocido programa televisivo de la cantante puertorriqueña Mirta Silva y en el escenario del Hotel Hilton.

Sobre este hecho escribí un artículo, “ROSA MORENA EN MI MEMORIA” (El Periódico Extremadura, 25-5 2013), después de haberla visto en un reportaje que le hicieron en “Mujeres Son” de Canal Extremadura TV que la recordaba, y de asistir, acompañándola, a la gala de la Revista “Grada” en el teatro López de Ayala, un premio especial que reconocía su trayectoria artística.


Fue la primera cantante hispana que logró el Premio de la Crítica de Nueva York.


LA REINA DEL FLAMENCO POP

En aquel artículo narré la actuación que presencié de Rosa Morena en la enorme sala del hotel, abarrotado de público, donde pude corroborar su gran virtuosismo artístico, simpatía y radiante belleza. Fue un increíble recital interactivo de creatividad musical entre flamenco pop y salsa, fruto de haber incorporado una magnífica orquesta de puertorriqueños, que dio lugar a una función apoteósica (tal vez por ello, la bautizaron en la isla como “La Reina del Flamenco Pop”). Aunque para mí, lo más fascinante de aquella velada fue cuando interpretó -sacando la raza de actriz ibérica y prodigiosa voz- sus entrañables coplas. Dos de sus canciones, “Extremadura” y “Badajoz la tierra mía”, me sonaron como una dedicación, como una caricia que me hizo palpitar todo el cuerpo.

Ya en Puerto Rico yo sabía que la artista extremeña venía precedida de una gran fama conquistada por toda la geografía americana, donde recibió muchos galardones, algunos tan importantes como el Premio de la Crítica de Nueva York (por su participación en “The Ed Sullivan Show”, programa estrella de la televisión norteamericana, llegando a ser la primera cantante hispana que lo obtuvo), o el Premio de la Prensa de la canción popular de Río de Janeiro (donde también actuó Carmen Sevilla). Y, sobre todo, por sus actuaciones junto a artistas como Frank Sinatra, Judy Garland o Dean Martin, entre otros muchos.

Rosa Morena, Lydia C. Salsedo y Villafaina, en la cena de un acto cultural.
Rosa Morena, Lydia C. Salsedo y Villafaina, en la cena de un acto cultural.

También triunfó en España cuando regresó. Sólo el tema de la canción Échale guindas al pavo, que antes había sido cantado por Imperio Argentina (en la película Morena Clara) y, después, por Lola Flores sin ningún éxito, en la voz de Rosa Morena fue un hito musical popular que dio la vuelta al mundo (como la Macarena de Los del Río). Y eso que, al principio, ella no quiso grabarlo por considerarlo un tema banal. La carrera artística internacional de Rosa Morena fue muy amplia (hizo también cine). Y son tantos los hitos y los premios que obtuvo, que serían larguísimos de exponer. Su casa en Badajoz ha sido estos últimos años un museo de aquellas conquistas.

Adversamente, la carrera artística de Rosa Morena se vio interrumpida a mediados de los 80 a causa de una enfermedad cancerígena que no pudo superar del todo y la alejó de los escenarios. Regresó hace 12 años a su Badajoz natal, donde pasó inadvertida para mucha gente, hasta que Ayuntamiento le dedicó una calle hace diez años.

Rosa Morena y Villafaina, en las páginas de un periódico de Puerto Rico de hace casi 5 décadas.
Rosa Morena y Villafaina, en las páginas de un periódico de Puerto Rico de hace casi 5 décadas.

En 2011, después de que la prensa local la reconoció con algunas entrevistas, nos reencontramos en la Casa Consistorial de la Plaza Alta, en donde con motivo del 125 aniversario del teatro López de Ayala, el Consorcio del teatro y la Concejalía de Cultura, que habían organizado un ciclo de conferencias, nos invitó a ambos a participar en una charla/coloquio -moderada por Miguel Murillo– con el título: “Luchar y triunfar en el Teatro López de Ayala(La Crónica de Badajoz, 16-11-2011), donde contamos nuestras experiencias.

COMO EN LA INFANCIA

A partir de este reencuentro, durante los siguientes años que vivió en Badajoz mantuve una buena amistad con Otilia (así la llamaba, como en los años de la infancia, jugando en el corralón de nuestras casas adyacentes y en la plaza de San Andrés, sin imaginar que en otro tiempo, de jóvenes, nos íbamos a encontrar en algún lugar, como aquellos extremeños de la gesta, anhelando conquistar las Américas con la singularidad de la canción y el teatro). En muchas ocasiones acudíamos juntos a diversos actos culturales, en los que sentía que le agradaba mi compañía, porque “en Badajoz pocos me entienden y tú conoces muy bien el mundo de los artistas”, según decía.

El autor, con Manuel Trejo, biógrafo de la artista que pidió para ella sin éxito la Medalla de Extremadura.
El autor, con Manuel Trejo, biógrafo de la artista que pidió para ella sin éxito la Medalla de Extremadura.

En estas conversaciones había apreciado yo su ilusión por impulsar actividades encaminadas a descubrir talentos extremeños. Entre ellas, acariciaba la idea de poner en marcha -para la TVE- un proyecto con el título Extremadura busca una estrella. Sueños que se fueron desvaneciendo por la poca atención que tuvo de las instituciones de su tierra. Instituciones que hasta la fecha tampoco la han distinguido como se merece. Sé que en 2013, una peña de fans, encabezada por Manuel Trejo Mogío (joven apreciado como un hijo por Rosa Morena, que recopiló su biografía y discos), enviaron un escrito -respaldado con un centenar de firmas- al Ayuntamiento pacense sugiriendo a la concejala de cultura Paloma Morcillo que solicitase a la Junta la Medalla de Extremadura. Recuerdo que mi firma también figuraba en aquel escrito y que publiqué en el Semanario Diario de Badajoz la proposición de los fans. Pero ni el gobierno del PP de ese momento, ni del PSOE de después, hizo nada.

Como bien ha dicho el cronista oficial de Badajoz Alberto González, en un artículo de HOY (6-12-2019), la gran artista afrontó en Badajoz su enfermedad con la entereza de su vivo carácter -de “simpatía y desparpajo”-, pero es verdad también que la incomprensión por parte de muchos, del drama que supuso su desafortunada caída desde la cima de la fama, le produjo vaivenes en su estado anímico en momentos de su vida, sumidos en la soledad, el dolor y la depresión.

Rosa fue una estrella reconocida en todo el mundo.
Rosa fue una estrella reconocida en todo el mundo.

Yo, Otilia, agradezco tu amistad de siempre y la declamo con palabras que gimen, recordando tu hálito risueño y vivas canciones que en el Parnaso estarán disfrutando hoy contigo tus acogedoras Musas.

(José Manuel Villafaina Muñoz es licenciado en Arte Dramático, actor, director, autor, profesor y crítico teatral, con una trayectoria profesional de más de 50 años).

SOBRE EL AUTOR

José Manuel Villafaina, un profesional integral del teatro, nuevo colaborador de PROPRONews

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