En nuestro mundo, en nuestro país, en nuestras comunidades, en nuestras ciudades y en nuestros entornos más cercanos están sucediendo cosas que me han recordado las palabras de Martin Niemöller: “Primero vinieron a por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos y yo no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron a por mí y no quedó nadie para hablar por mí”.
Hemos perdido el sentido del respeto hacia el otro y la moralidad. Nos da lo mismo que alguien sufra algo que no tiene que sufrir, porque a nosotros no nos afecta. Nos da exactamente igual que una injusticia suceda, porque esa injusticia no nos toca vivirla. Permitimos, ignoramos y dejamos pasar todo aquello que no padecemos.
Hemos dejado de defender las causas que consideramos justas, porque creemos que están muy lejos de nosotros. Toleramos lo intolerable, porque “no nos incumbe”, porque “no nos afecta”. ¿Y cuándo el apoyo lo necesites tú? ¿Y cuándo la amenaza te afecte a ti?
Permitimos, ignoramos y dejamos pasar todo aquello que no padecemos.
Vivimos en una sociedad cada vez más individualista y descomprometida con las luchas comunes y que consideramos justas. Vivimos en una sociedad que pasa desapercibida cuando se asesina a alguien por su condición, por hablar de manera “diferente”, por vestir de manera “diferente” o por sentir de manera “diferente”. Vivimos en una sociedad donde consentimos que se intimide por las calles a personas que no están haciendo ningún daño a nadie. Vivimos en una sociedad que hace la vista gorda cuando se atenta contra la dignidad de una persona. Vivimos en una sociedad que autoriza que dos personas que hacen el mismo trabajo cobren salarios diferentes. Vivimos en una sociedad que permite que ciertos partidos políticos deshumanicen y dañen la identidad de muchas personas sin ningún tipo de castigo o sanción.
Pero a muchos les da igual. A muchos no les preocupa esto, porque todavía no les afecta, porque no son perseguidos, agredidos, insultados, vejados, maltratados, oprimidos, humillados por lo que son o por sus formas de vivir.
Sigamos manteniéndonos al margen de todo lo que no nos incumbe y de todo lo que no nos afecta. Pronto vendrán a por ti y entonces ya será tarde. Te convertirás en una persona más, pisoteada por una sociedad que se dirige a la autodestrucción y a la barbarie.
(Claudia Casco García estudia actualmente el grado de ADE en CUNEF y el de Sociología en la UNED, y es autora del libro LIDERA, HAZ REALIDAD TU SUEÑO).
SOBRE LA AUTORA
Claudia Casco: liderar desde la adolescencia
OTROS ARTÍCULOS
La fragilidad del sistema educativo
COVID-19, el “cisne negro” de nuestro tiempo