En 2016 recibimos el encargo del Gobierno de Nicaragua para producir un cambio radical en la educación en este país, y en menos de 3 años ya teníamos estos resultados: un Libro Blanco que definía el nuevo modelo para el cambio educativo, una Universidad creada bajo el nuevo paradigma, una Asignatura obligatoria sobre emprendimiento, 45.000 Docentes formados y aplicando lo aprendido, 15.000 Líderes capacitados para acompañar el proceso, 300 Profesionales (grupo motor) formados y actuando, 400 Mediadores pedagógicos capacitados y trabajando, 2.000.000 de alumnos cursando los nuevos estudios, Materiales metodológicos, Manuales, Guías didácticas, Cursos y plataformas MOOC funcionando… Todo ello, con unos recursos mínimos, pero con un capital enorme de esfuerzo y compromiso de miles de personas. Y esto se puede hacer en cualquier comunidad de España y en cualquier país del mundo.
Confieso que cuando comenzamos todo el diseño y la operativa con el ministro Telémaco Talavera y su equipo, fue el momento de mi vida que más responsabilidad sentí sobre mis hombros, pese a ser una propuesta que llevábamos trabajando desde cuatro años atrás con mi amigo Josemari y en la que estaban implicados nuestros equipos, junto a un magnífico grupo de profesionales nicaragüenses.
Los cambios no son fáciles y menos cuando se trata de transformar algo tan sensible como la educación. No olvidaré los días de reuniones con autoridades educativas del máximo nivel, rectores de universidades, sindicatos, estudiantes… Y, sobre todo, a Roberto, Arturo, María Inés, Estela, y a tantas personas que están entregando lo mejor de sí mismas en esta causa.
Todo cambio exige granjearse el máximo número de aliados y el mínimo de detractores.
Todo cambio exige granjearse el máximo número de aliados y el mínimo de detractores, sabiendo de antemano que, para abordar una gran transformación, el consenso general es imposible, porque el ser humano es refractario al cambio y en él percibe una amenaza a su status, por lo que la falta de consenso muchas veces ha de ser suplida por el liderazgo y la decisión de hacer un cambio histórico, pensando más en las futuras generaciones que en las dificultades que oponen los contrarios al avance.
El primer trabajo de este proyecto nacional fue poner las bases del nuevo paradigma y modelo educativo, una tarea participada por cientos de personas, que se concretó en la creación del Libro Blanco de la Educación en Nicaragua, de donde nació el eslogan “la Segunda Revolución Educativa” (la primera se había llevado a cabo en los años 80 del siglo XX).
Sumar voluntades al cambio no fue (ni es) nada fácil. En la primera mesa de trabajo con los rectores de las universidades del país, las primeras palabras de mi discurso fueron: “tengo una buena y una mala noticia que darles: la mala es que la mayor parte de nuestras universidades van a cerrar en un par de décadas, la buena es que hoy podemos revertir esta realidad y comenzar a construir la educación y las universidades del siglo XXI, y ustedes pueden ser los protagonistas de ese cambio”. Ya te podrás imaginar la expresión en algunas caras y la postura de algunos cuerpos.
UNIVERSIDAD ABIERTA EN LÍNEA
A partir de este trabajo pusimos en marcha la Universidad Abierta en Línea de Nicaragua, con la suma de esfuerzos de las principales universidades del país, institución que representa la punta de lanza del nuevo paradigma educativo. Un trabajo titánico en la creación de carreras en formato MOOC, contenidos, formación de equipos…
En paralelo, llevamos a cabo un ambicioso proyecto de capacitación masiva de 15.000 líderes políticos. Todo proceso de transformación implica la habilitación de líderes que lo acompañen. Un trabajo extenuante de todo un equipo (Benedicto, Roberto, Róger, Felipe…) que se culminó en dos años e implicó el diseño de nuevas metodologías, contenidos, materiales, capacitación en cascada y aplicaciones MOOC.
Como el cambio se inicia en la escuela, acuñamos el principio “1 persona 1 proyecto vital que levantar”, y con él la creación de una nueva asignatura obligatoria sobre emprendimiento (Aprender, Emprender, Prosperar) para los niños y niñas desde los 3 años hasta la universidad. Un gran esfuerzo en la creación de materiales curriculares, desarrollo de metodologías, herramientas y capacitación de 45.000 docentes.
Cuando un responsable político elude su mandato bajo el cobarde argumento de “es muy difícil” o “es imposible” debería ser cesado, porque está reconociendo su incompetencia.
Detrás de todos estos programas de nuevo cuño, tuvimos que entrenar a un equipo motor de 300 profesionales y 400 mediadores pedagógicos en el desarrollo de las metodologías y acompañamiento de procesos, para garantizar la continuidad y sostenibilidad del proyecto, todos ellos auténticos protagonistas del cambio, junto con los miles de docentes, líderes educativos, universidades, familias, organizaciones estudiantiles…
Todos los programas descritos fueron diseñados en torno a una estrategia y a un grupo coordinador, en el que trabajamos con las autoridades del Gobierno, con el objetivo final de preparar al país para los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial, tomando como eje al ser humano desde el Plan Nacional de Desarrollo Humano. Y todo ello, para dotar a cada ciudadano de las competencias para emprender y llevar a cabo su vida personal y profesional de manera autónoma.
Pese a las vicisitudes y dificultades que ocurrieron en el país en este periodo, el gran proyecto sigue vivo y avanzando.
EL TRABAJO QUE NO SE VE PARA LA MOVILIZACIÓN CULTURAL Y EL DESARROLLO DEL PROYECTO COLECTIVO EN 8 CLAVES
Acabo de contarte el relato de lo que hicimos, pero todos estos procesos precisan de una “ingeniería social invisible” que es lo que te voy a contar ahora y es donde reside el éxito de los proyectos:
1) Alineamos el liderazgo. El proyecto de cambio ha de estar impulsado de arriba-abajo (liderado desde el poder de la organización) y de abajo-arriba con la participación y protagonismo de la gente.
2) Concebimos la obra en grande, hicimos que cada persona que participó se sintiera parte de un gran proyecto colectivo. La frase que acuñó el Grupo coordinador y se repetía como un mantra era: “no estamos trabajando en un proyecto, estamos haciendo historia”. Pensar y actuar en grande lo cambia todo.
3) Empoderamos a los equipos y las personas, dimos permiso para equivocarse, nuestra máxima era:”hacemos, nos equivocamos y mejoramos.” La inmensa mayoría de las personas participantes se sintieron dueñas de su destino y protagonistas del proyecto colectivo.
4) Fijamos juntos la meta para diseñar el rumbo y lo escribimos en el Libro Blanco. Cuando surgía una duda, íbamos al Libro Blanco.
5) Cambiamos las prácticas culturales del trabajo para mejorar el trabajo en equipo y el cumplimiento de compromisos, en torno al desarrollo de nuevas habilidades, bajo un estilo definido por la impecabilidad.
6) Desarrollamos un nuevo modelo para que las competencias clave para el siglo XXI (soft skills) pudieran ser adquiridas por todo el alumnado del país, empezando por los docentes y equipos implicados en el proyecto (Modelo 6-9).
7) Propiciamos el sentido de responsabilidad, la autonomía y el pensamiento estratégico desde una actitud proactiva basada en el aprender haciendo.
8) Hicimos a los equipos y a las personas líderes y protagonistas de su futuro, mostrando evidencias de su potencial para hacer una diferencia, levantar una causa y construir un destino.
Bueno, y algún secreto más que no te voy a contar ahora.
Los grandes proyectos de transformación cultural pueden verse mermados por los avatares del destino, pero en las personas y equipos que los han levantado vive la semilla de donde vuelve a brotar el futuro y transforma la vida de las comunidades.
Los desafíos enormes que enfrentan nuestros países, como el cambio educativo, la revolución tecnológica, el reto demográfico o los objetivos del desarrollo sostenible necesitan un liderazgo que se haga cargo de ellos y que no escurra el bulto ante las dificultades.
Si nosotros, con muy pocos recursos, pero con mucho compromiso, pudimos hacerlo en todo un país, que nadie tenga aquí (ni en ninguna parte) la cobardía de decir que es muy difícil o imposible, sin intentarlo al menos. Cuando un responsable político o institucional elude su mandato bajo el cobarde argumento del “es muy difícil” o “es imposible”, automáticamente debería ser apartado de su cargo, porque abiertamente está reconociendo su incompetencia.
Muchas veces lo difícil solo se puede lograr si intentas lo que otros consideran imposible. Vivimos un cambio de época que exige liderazgo y personas comprometidas, valientes, y audaces. Si estás a la altura de los tiempos, da un paso adelante, si no es así, apártate a un lado y no estorbes.
Adelante!!!
(Juan Carlos Casco Casco es un experto y consultor en Prospectiva, Educación y Emprendimiento de prestigio internacional y actividad en España y en diferentes países de Europa y Latinoamérica).
SOBRE EL AUTOR
Juan Carlos Casco se incorpora al equipo
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