domingo, 28 abril, 2024
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Salvar al lebrato Ryan

La bella historia de un cazador y una perra que sacaron adelante a la cría de una liebre muerta tras practicarle una cesárea en pleno campo

Los galgos acababan de capturar a la madre. La pieza yacía exánime sobre la tierra. Los cazadores advirtieron entonces que la liebre estaba preñada. Tal vez aún hubiese tiempo de salvar a la cría, pensaron. Y así lo hicieron. Es la primera vez que un medio de comunicación publica imágenes inéditas de una exitosa cesárea a una liebre muerta y de la supervivencia del lebrato en unas condiciones tan inesperadas como conmovedoras. No todo va a ser Puigdemont, ¿no es cierto?

Si Steven Spielberg hubiese visto estas imágenes habría titulado la película “Salvar al lebrato Ryan”. La caza es una guerra en do menor, donde millones de animales se ven acosados y atacados cada año por ejércitos de cazadores. Pero a veces ocurren hechos inesperados, cuando la muerte se convierte en vida y se hace prioritario salvar al lebrato Ryan, el protagonista involuntario de esta información. Un héroe de la supervivencia el animalillo. Y unos caballeros de la mejor orden cinegética estos cazadores, que, como canta Manuel Machado, demuestran tener “el alma de nardo del árabe español”. Escuchen, si no, cómo el galguero se arrepiente de haber cobrado una hembra encinta.


En la caza no todo es disparos y muerte, también ocurren cosas tiernas como esta.


Sucedió no hace mucho en algún lugar de la campiña cordobesa. Los cazadores, valiéndose de sus ágiles galgos, acababan de cobrarse una hermosa liebre. Por eso el animal no había sufrido daños en el abdomen. De haber recibido disparos, la cría que traía en el vientre probablemente no habría sobrevivido.

En Andalucía, la caza de la liebre está autorizada entre el 8 de octubre y el 31 de diciembre, aunque la modalidad de correr liebres con galgos atraíllados se prolonga hasta el 28 de enero. Los hechos que publicamos ocurrieron en esos días de enero. Los vídeos que reproducimos han llegado a nuestra Redacción por cortesía de uno de nuestros prestigiosos colaboradores, Francisco Calle Bautista, jurista y elegante cazador también.

Después de observar que la liebre muerta estaba preñada, uno de los cazadores le realizó una magistral cesárea, con la destreza admirable de quien probablemente ha hecho eso más de una vez, y de inmediato, tras comprobar que la madre no traía más crías, le practicó unos eficientes primeros auxilios al lebratillo, que enseguida protagonizó el milagro de revivir, bajo el soplo, cuasi divino, del cazador. Imágenes emocionantes donde las haya. Y más, cuando, en el segundo vídeo, observamos al lebrato ya recuperado, instalado a sus anchas en la “Maternidad” adonde lo han llevado sus salvadores, alimentándose gustosamente gracias a la instintiva solidaridad de una simpática voluntaria.

Historias como esta hacen mejor al mundo y nos muestran el lado más humano de la caza. Solo nos gustaría, una vez que llegue a adulto y ya que su caso es tan bello, que este lebrato no sirviera como señuelo vivo para entrenar a los galgos que mataron a su madre. Devolverlo intacto al campo sería el final feliz que esta historia, y la nobleza de sus protagonistas, merece.

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