jueves, 28 marzo, 2024
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El miedo del Gobierno al independentismo impide declarar la Alerta-5

Todos los países de nuestro entorno tienen al Ejército patrullando las calles desde hace años

Todos los países europeos concernidos por la amenaza terrorista, principalmente los que forman parte de la coalición que combate al ISIS en Irak y en otras zonas del planeta, entre los que se encuentra España, decretaron hace tiempo –incluso años- el nivel de alerta antiterrorista 5 y sacaron al Ejército a la calle. Aquí todo son excusas por parte del Gobierno para hacer lo mismo, pese a lo ocurrido en Cataluña y a la gravedad de la amenaza terrorista. El miedo al independentismo y la cercanía del 1-O en Cataluña parecen ser la causa de esta dejación de autoridad.

La cúpula de Interior con el presidente del Gobierno. M. INTERIOR
La cúpula de Interior con el presidente del Gobierno. M. INTERIOR

El Gobierno español tardó cuarenta horas en convocar la comisión de evaluación de la amenaza terrorista después de los atentados de Barcelona, cuando, con anterioridad, con ocasión de los atentados de París lo hizo la misma mañana en que sucedieron los hechos en la capital francesa. Y ni en un caso ni en otro se atrevió a elevar el nivel de alerta de 4 a 5, como han hecho desde hace mucho tiempo los países europeos. Es más, ni siquiera se convocó dicha comisión en las horas siguientes a la explosión de Alcanar, ni tampoco inmediatamente después del atropello masivo de Las Ramblas, pese al riesgo inminente de atentado terrorista, y dado que es esta condición previa –la posible inminencia de un atentado- lo que determinaría la elevación del nivel de alerta a su grado máximo. Ahora, después de los atentados de Barcelona y de los 15 muertos y más de 100 heridos que han causado, el muy bisoño ministro del Interior Juan Ignacio Zoido ha vuelto a reiterar que no se decreta la elevación de ese nivel porque “no hay riesgo de atentado inminente”, y porque hacerlo significaría dar alas a los terroristas en su pretensión de perturbar la vida ciudadana y emitir un mensaje de mayor peligrosidad de cara al turismo.


El despliegue de patrullas militares permitiría dedicar más policías a tareas de prevención y desarticulación del terrorismo.


Padua, Italia, imagen de 2016. PROPRONEWS
Padua, Italia, imagen de 2016. PROPRONEWS

Pero todo eso no son más que falacias. Porque si la alerta 5 se decreta ante el peligro de atentado inminente, ¿por qué no se decretó antes de los últimos atentados? Por otra parte, la presencia del Ejército en las calles no solo no emite un mensaje negativo para el turismo sino que es todo lo contrario. En Italia, Francia, Gran Bretaña, etc., está desplegado el Ejército en las calles y el turismo –salvo en las fechas puntuales posteriores a un gran atentado- sigue llegando con la afluencia habitual. En recientes y no tan recientes viajes por Europa hemos tenido ocasión de comprobar esta constante presencia militar en las ciudades británicas, francesas, italiana, belgas, holandesas, etc. Concretamente, en París hace al menos ocho años que el Ejército custodia puntos sensibles de las ciudades. Y hemos de decir que nosotros, como el resto de los viajeros y turistas, nos sentíamos reconfortados por esa presencia, hasta el punto de que somos testigos de extranjeros dando las gracias a los soldados del país visitado por su esfuerzo.

Vaticano, acceso a la Plaza de San Pedro, en la primavera de 2017. PROPRONEWS
Vaticano, acceso a la Plaza de San Pedro, en la primavera de 2017. PROPRONEWS

EFECTOS POSITIVOS DE UN DESPLIEGUE MILITAR

Al contrario de lo que dice el muy inexperto ministro Zoido, al que el SPP, el sindicato mayoritario de mandos de la Policía Nacional, dirigió una durísima carta el pasado día 22 (https://www.propronews.es/durisimo-varapalo-policial-zoido-al-gobierno/) por todo lo que está sucediendo estos días, el despliegue del Ejército en puntos estratégicos de las ciudades españolas –como lo está en Londres, en París, en Roma, en Bruselas…- no solo no tendría ningún efecto negativo, sino que sería todo lo contrario. Para empezar, esa presencia tranquilizadora sería un lenitivo para una ciudadanía indignada por los ataques de los terroristas y perpleja por los fallos de unos dirigentes que facilitan por pasiva la criminal labor de aquellos; una ciudadanía que no se explica que teniendo los medios –y el Ejército es y debe ser uno de esos medios- estos no se utilicen cuando llega la ocasión en nuestro país y, en cambio, se estén utilizando, con un elevadísimo coste de energía, vidas y dinero, en territorios fuera de nuestras fronteras. Además, el despliegue de unos millares de efectivos militares por las principales zonas turísticas o de frecuencia ciudadana de nuestra ciudades, para patrullar calles concurridas y custodiar elementos estratégicos, monumentos, museos, etc., permitiría liberar de esa actividad de mera vigilancia a millares de agentes de todos los cuerpos de seguridad del Estado y dedicarlos a las tareas de prevención y lucha contra el terrorismo para las que están especializados.


En Francia hace más de ocho años que el Ejército custodia puntos sensibles de las ciudades.


La reunión de la comisión que evaluaba la amenaza terrorista empezó el día 19 con las impresiones previas del ministro de que el Gobierno no era partidario de elevar el nivel de alerta. Naturalmente, los asistentes a la reunión se atuvieron públicamente a lo dictaminado por los responsables gubernamentales, aunque la procesión fuera por dentro en algunos de ellos. Porque la realidad de no asumir tan temerariamente lo que está sucediendo y correr el riesgo de que pueda registrarse en cualquier momento otro atentado de la envergadura del que los terroristas de Cataluña preparaban contra la Sagrada Familia de Barcelona –cosa que puede suceder en cualquier momento en cualquiera de nuestras ciudades, a la vista del elevado número de yihadistas detenidos en los últimos años-, no es otra que el miedo del Gobierno a desplegar el Ejército en Cataluña y Euskadi. Esta es la verdad y hay que decirla claramente. Un miedo acrecentado por la cercanía del 1-O, fecha decretada por la Generalitat catalana para la celebración del ilegal referéndum de independencia. De modo que vuelven a ser unas alicortas consideraciones políticas las que impiden que en nuestro país se tomen las medidas necesarias para garantizar al máximo la seguridad de la ciudadanía, poniendo a disposición de la lucha antiterrorista todos los medios de que disponemos, uno de los cuales es el Ejército; ese mismo ejército dispuesto a defendernos a todos de una agresión exterior o terrorista y al que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, invita a marcharse o impide asistir en ciertos eventos celebrados en la ciudad. Y ese miedo del Gobierno, se mire por donde se mire, es escandaloso e intolerable.

Londres, imagen de 2005. PROPRONEWS
Londres, imagen de 2005. PROPRONEWS
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