Llamadme pedante…

…pero hoy recuerdo que hace casi cuatro siglos sor Juana Inés de la Cruz escribió estos versos, y que hace solo unos días volvieron a golpearnos en toda la jeta con su plena actualidad.

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La condena de la mujer a la sumisión y a la desigualdad tiene un origen bíblico. El castigo divino de “parirás con dolor” es para ella sola. Desde entonces la mujer vive en todas las sociedades y culturas una historia de injusticia. En este artículo la autora pone de manifiesto todas estas contradicciones, partiendo de unos iluminadores versos de sor Juana Inés de la Cruz que la cantante Dioni d´Amaral ha convertido en tango y que ofrecemos en primicia a nuestros lectores.

Hombres necios que acusáis

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis.

(…/…)

Opinión ninguna gana

pues la que más se recata,

si no os admite es ingrata

y si os admite es liviana.

(Sor Juana Inés de la Cruz).

La periodista, con su perro Killer
La periodista, con su perro Killer

Más de trescientos años (y los que iban antes de que esta monja escribiera su poema), en los que las mujeres hemos sido violadas, abusadas, maltratadas y, sobre todo, criticadas. La culpa fue de Eva que se comió una manzana, a consecuencia de lo cual, ella y su novio fueron expulsados del paraíso (atención, el que Dios fuera extremadamente cruel, además de un tiquismiquis, y Adán un ganso sin personalidad que se traga lo que le dan sin molestarse en cogerlo él mismo, no se habla en la Biblia. Ambos son inocentes del todo), y ¡a penar se ha dicho!, uno ganándose el pan con el sudor de su frente, la otra acarreando una condena por haber desobedecido al Padre e impedido al primer macho de la historia disfrutar de unas vacaciones eternas en las que, seguramente, a ella le hubiera tocado fregar los platos, por no hablar del ¡parirás con dolor!, que ese detalle también iba en el paquete de la maldición divina.


A ver si los jueces van a poder sentirse intimidados en sus confortables despachos por manifestaciones pacíficas y no ven que se ejerza violencia sobre una joven acorralada por cinco tíos como cinco armarios.


Y con estos mimbres no es de extrañar que un juez vea jolgorio y regocijo en lo que en la sentencia de La Manada se describe así: “la denunciante está sometida a la voluntad de los procesados, quienes la utilizan como un mero objeto para satisfacer sobre ella sus instintos sexuales.” (…) “Fue introducida en el portal de modo súbito y repentino, sin violencia, y una vez dentro conformaron con plena voluntad y conocimiento de lo que hacían, un escenario de opresión que les aportó una situación de manifiesta superioridad sobre la denunciante, de la que se prevalieron provocando el sometimiento y sumisión, quien de esta forma no prestó su consentimiento libremente sino viciado, coaccionado o presionado por tal situación”.

Es decir, un ambiente de opresión, sometimiento, coacción e inferioridad, pero violencia ni mijita, ¿cómo os quedáis? Y luego está el tercer juez, que no aprecia ni violencia ni opresión, sino una fiesta con happy end. No lo dudo, un jolgorio fue para los cinco lobitos, que, visto lo visto, no entiendo cómo no le pidieron a la víctima el teléfono (el número, para llamarla, no robarle el terminal) para continuar la juerga, ya que, según dijo alguno, ella fue la que mejor lo pasó. Al menos salió viva del portal. Es muy de agradecer. Son unos caballeros estos angelitos.

PROTESTAS Y LEYES

Se nos acusa a las personas que hemos salido a la calle a protestar, de no tener ni idea de leyes y de opinar a tontas y a locas, sin haber estado presente en los interrogatorios ni haber escuchado a víctima y acusados, ni haber leído la sentencia íntegra. Pero entonces, yo me pregunto: ¿Cómo es que tres jueces que han visto y escuchado lo mismo difieren tanto en sus apreciaciones? ¿Cómo es que unos ven opresión y otro regocijo? ¿Cómo es que dos magistrados condenan a nueve años de cárcel y el tercero pide la absolución con todos los pronunciamientos favorables? ¿Y cómo es que el Ministerio Público, que solicitó veintidós (y que tiene por misión defender los derechos de los ciudadanos, así como velar por la independencia de los tribunales), y la acusación privada van a recurrir, porque nueve años les parecen pocos, y la defensa, porque le parecen muchos?

Resumiendo, que si nadie, ni siquiera las partes directamente implicadas, está satisfecho, cómo vamos a estar tranquilas las mujeres, que somos las que sufrimos en nuestras carnes el temor a salir a la calle y encontrarnos con los que creen que follar a lo bestia en un portal aunque la interesada no quiera, no es condenable, y hasta, si me apuran, según ellos, merece un aplauso y vuelta al ruedo. Si los “expertos” no se ponen de acuerdo, ¿cómo pretenden que los demás traguemos con sus incongruencias?

Y es que el patriarcado tiene estas cositas, que ya lo decía sor Juana Inés y hasta las monjas de Hondarribia. Porque ellas saben que las mujeres hemos callado durante siglos; porque si te pillan unos energúmenos con intención de violarte, o te pliegas a sus deseos, para que además no te propinen una paliza, y entonces es que has consentido y eres una ligera de cascos que te mereces lo que te pasa, o te matan y te descuartizan, (como le sucedió a Nagore Lafagge en otros San Fermines), y estás muerta y serás elevada al estatus de Virgen y Santa, que queda muy bien en la Historia Sagrada y en el ideario patriarcal, pero es poco práctico si quieres llevar una vida sencillita.

Por eso, a veces, decides rendirte ante una justicia y una sociedad que te cuestiona sí o sí, y piensas: “Me aguanto y me callo, porque no soporto más sufrimiento” (como ha estado a punto de rendirse la víctima de La Manada), o sales a la calle y protestas con todas tus fuerzas y empiezas a contar lo que has ocultado siempre, lo que las mujeres hemos callado durante siglos; y lo haces por ti, por ti y por todas tus compañeras, por ti y por tu madre, por tu abuela, por tus hijas; por eso ha surgido la corriente de solidaridad que corre por las redes como la pólvora, bajo el hastagg #cuéntalo, y que un grupo de mujeres en Cáceres (entre las que estoy) hizo en vivo y en directo hace meses, y por lo que también fuimos cuestionadas.

SUSTO O MUERTE

Susto o muerte, que dice el chiste. Pues va a ser susto, pero susto para la judicatura, que tiene el deber de entender que hay leyes que no son justas y que no le gustan a nadie, ni a nadie ponen de acuerdo.

Protestas contra los jueces que absolvieron a La Manada de violación. RTVE
Protestas contra los jueces que absolvieron a La Manada de violación. RTVE

Aunque ellos, a lo suyo. Ahora, tras una sentencia que ha puesto en pie a la sociedad, los jueces se arrebujan un poco más en su toga corporativista, y con el apoyo de algunos tertulianos salidos de la Edad Media, afirman que no se puede legislar en caliente (les parecerá precipitado que llevemos siglos aguantando y esperando), ni protestar, porque eso desestabiliza y es malo para el sistema. Pues bien, si el sistema falla habrá que moverlo, a ver si cae y hacemos uno nuevo donde a las cosas se les llame por su nombre, donde una violación sea una violación y donde un juez no pueda permitirse la aberración de decir que ve placer en la cara de una joven abusada.

Porque no, señores togados, lo que nos impide tener confianza en la justicia no es algo abstracto, ni un feminismo recalcitrante, ni una locura colectiva, ni un desconocimiento exhaustivo de las leyes. Lo que nos espanta son los jueces politizados, las sentencias injustas y el que un juez, que, por cierto, ya ha sido sancionado en dos ocasiones por ese mismo Consejo que ahora le defiende, pueda decir y, quede impune, que una chica abusada e intimidada (y aquí estoy respetando el texto legal) expresa en sus gestos estar sintiendo excitación sexual. Si es adivino, que cambie la toga y las puñetas por una túnica plateada y cuajada de estrellas y se vaya con Rappel a hacer vudú.

Porque el nombramiento, tras unas oposiciones delirantes, (por cierto, a ver cuándo cambian ese sistema también), en las que aprenden y cantan de memoria, repitiendo al dedillo artículo por artículo las leyes, no les otorga la infalibilidad. Las leyes hay que interpretarlas después, y si una interpretación pide, en un mismo tribunal, nueve años de cárcel por parte de dos jueces y la absolución con todos los pronunciamientos favorables de otro, es que algo falla.

Así que menos corporativismo y más ponerse a trabajar, y si no les gusta la crítica, que se aguanten. A ver si ellos van a poder sentirse intimidados en sus confortables despachos por manifestaciones pacíficas y no ven que se ejerza violencia sobre una joven acorralada por cinco tíos como cinco armarios.

Y es que lo del corporativismo me recuerda a mi perro, macho alfa y tontorrón, que mea en todas las esquinas donde otro chucho meó antes, para decir lo mismo, pero con la chorrada más alta y más larga. Que las asociaciones de jueces se preocupen por la reacción de la sociedad y no por la sentencia, retrata la situación y da idea de lo alto que mean algunos. Por eso pido que se abra un debate y se aproveche esta sentencia para conseguir cambios estructurales que pongan fin al doble tormento, el de sufrir abuso y el de resultar nuevamente abusada si lo denuncias.

Porque, como decíamos en la sesión #mettoo en la que participé, HOY NUESTRO SILENCIO ES VISIBLE.

Y aquí os dejo con el poema de sor Juana Inés, escrito en el siglo XVII y musicado en el XXI por Dioni d’Amaral, con ritmo de tango. Una maravilla.

(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora).

SOBRE LA AUTORA Y SUS ACTIVIDADES

Una colaboradora muy especial

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