martes, 23 abril, 2024
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¿Por qué le teme Susana Díaz al 3%?

Reflexiones sobre un porcentaje

Como gato escaldado que del agua fría huye y dado, además, que en tiempos de tribulación es mejor no hacer mudanza, la militancia socialista en Andalucía, por decisión de Susana Díaz, no tendrá la oportunidad de elegir a los compañeros y compañeras que van a dirigir el partido en cada provincia a partir del mes de octubre. La resolución congresual que establece el porcentaje de avales necesarios para presentar candidatura en el 3% de afiliados y que ya se ha aplicado en otros territorios, no tendrá vigor en Andalucía en este proceso, lo que imposibilita de facto la competencia.

Pilar Gómez Casero
Pilar Gómez Casero

Un Congreso regional ganado por amplia mayoría y la ausencia absoluta de críticos en los órganos de dirección emanados del mismo no parecen suficiente garantía de éxito para acomodarse a las nuevas normas que democráticamente nos hemos dado los militantes socialistas.

El control absoluto que ejerce la Ejecutiva regional y el hecho de ocupar la Presidencia de la Comunidad deberían ser motivo de tranquilidad para Susana Díaz a la hora de afrontar este nuevo episodio de primarias. El desgaste que puede suponerle aferrarse a una norma obsoleta no se explica en estas condiciones. Exigir el 20% de avales a cualquier posible competidor imposibilita en la práctica que surja algún rival con posibilidades de conseguir entrar en liza por una Secretaria General provincial. Porque ni siquiera con el 3% se pondría en peligro su hegemonía en la dirección del PSOE de Andalucía.

¿Cuál es entonces la razón de fondo para limitar la participación de la militancia en este proceso? En mi opinión, hay un factor clave que no se analizó en profundidad en el momento de las primarias nacionales de mayo, y que se refiere a la diferencia entre el número de avales y el de votos que obtuvo cada uno de los tres candidatos. Mientras que tanto Pedro Sánchez como Patxi López superaron ampliamente la cifra de estos últimos con respecto a la de avales conseguidos, en el caso de Susana Díaz ocurrió lo contrario.

DEL AVAL AL VOTO

El aval es un documento público, el voto es secreto. Susana Díaz ya era presidenta de la Comunidad en ese momento; los otros contendientes no tenían ningún cargo público con capacidad de influencia sobre contratación o cese de personal en puestos de trabajo, ya fueran de libre designación o contratación directa, aunque Patxi López era diputado. Desde luego, Pedro Sánchez era sencillamente un militante de base después de su renuncia al escaño.

¿Qué fue, pues, lo que impulsó a mil quinientos afiliados y afiliadas socialistas a votar a un candidato distinto al que públicamente habían apoyado antes?


La lideresa no permite que se aplique en Andalucía lo aprobado en el Congreso Federal, en vigor ya en otras comunidades.


Pongámoslo a la inversa. ¿Qué les impulsó a avalar a Susana Díaz cuando no pensaban votarla después? Y deduzco, ¿pudo ejercerse presión desde los órganos directivos de la Junta, las Diputaciones, los Ayuntamientos, las empresas públicas, los consorcios, las fundaciones…, a la hora de conseguir los avales? Dejo la pregunta en el aire, porque no puedo demostrar que ocurriera así, pero el asunto me genera lógicamente una reflexión.

LOS 1.500 DE DIFERENCIA

Pero el hecho importante es que hubo, en efecto, una diferencia de 1.500 militantes que se pronunciaron a favor de Susana en el acto público y en contra cuando votaron en secreto, de manera que en vez de ampliar el resultado final de este último, ocurrió justo lo contrario.

Personalmente, lo entiendo como algo grave. Tan grave que no debiera repetirse. Pensar que en las primarias de septiembre se constatara de nuevo la posibilidad de un voto cautivo en Andalucía exige que ni siquiera se plantee el mismo escenario. Y la manera más segura de evitar un nuevo revés de esa naturaleza es poner obstáculos que hagan desistir a los rivales de poner de manifiesto esa debilidad.

Quizá alguno de ellos, afín al Secretario General de todos los socialistas de España, logre superar la barrera. Málaga, Cádiz, Almería… pueden llegar a la recta final.

Entretanto, esperemos que no surjan candidatos de paja para dividir el voto. Y esperemos que todos y todas las militantes ejerzamos nuestro derecho de manera responsable y libre, como lo hicimos en los procesos anteriores.

Y al igual que ha ocurrido en otros territorios, todos los socialistas unidos en el proyecto de un país más justo, más solidario y, en definitiva, más humano.

(Pilar Gómez Casero, es militantes socialista, licenciada en Filología Anglogermánica, profesora titular de Instituto, ex-directora general de Comercio de la Junta de Andalucía y ex-diputada en el Parlamento Andaluz).

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