sábado, 27 abril, 2024
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Esta noche hay anunciada una cacerolada contra Pablo Iglesias

“El 21 a las 21”: los internautas lanzan una convocatoria, que se ha hecho viral, de protesta masiva contra el vicepresidente

“El 21 a las 21, cacerolada contra Pablo Iglesias”, este es el mensaje que desde hace 48 horas corre por las redes sociales, difundido por multitud de internautas, y que persigue una protesta masiva esta noche contra el vicepresidente del Gobierno, después de que este apoyara la fallida cacerolada del otro día contra el discurso del rey, y tras haber violado por tres veces su obligada cuarentena, entre otros motivos de protesta.

Madrid.-

Los ciudadanos y ciudadanas de este país están cansados de los políticos mediocres que nos gobiernan, pero si hay alguien que cada día suscita mayor antipatía, ese es Pablo Iglesias. Se lo ha ganado a pulso. El fustigador de la casta se ha convertido en casta. El que le afeó a un dirigente del PP adquirir un piso de 600.000 euros se ha comprado una mansión que vale, por lo menos, lo mismo. El que dijo que nadie cobraría en su partido más de tres veces el salario mínimo, ha eliminado ya este tope. El que prometió una limitación de mandatos en un máximo de 12 años -que ya son años- ha eliminado también este límite. El gobernante que tendría que haber utilizado el sentido común para intentar evitar las manifestaciones del 8-M ante la epidemia de coronavirus no solo no lo hizo, sino que su propia mujer se contagió la enfermedad. El dirigente obligado a guardar escrupulosamente no solo el estado de alarma decretado por el propio Gobierno del que forma parte sino también la cuarentena a causa de tener el virus en casa, se la ha saltado ya tres veces sin necesidad alguna y solo por afán de protagonismo. Estas y otras acciones han terminado de suscitar el rechazo de la ciudadanía, cada vez más alejada de los postulados de Podemos, como se ha ido viendo en la pérdida de apoyos electorales elección tras elección.


El casoplón, la eliminación del límite de mandatos y de sueldos, la prepotencia y la violación por tres veces de la cuarentena, entre los motivos de protesta de la ciudadanía contra Iglesias.


No tiene, pues, nada de extraño, que el antaño instigador y activista de escraches contra los demás, haya sufrido recientemente uno vergonzante –“vendeobreros” le llamaron- en su propio terreno, la Universidad Complutense, y por su propia gente, los estudiantes de izquierda. Pero como este señor no aprende, siendo vicepresidente del Gobierno pero actuando como un agitador callejero cualquiera, días pasados defendió desde Moncloa, en una comparecencia oficial absolutamente innecesaria y prescindible, la fallida cacerolada que algunos de los suyos y los independentistas le dedicaron al rey con motivo del mensaje de este relativo al coronavirus. Y, nuevamente, el bumerán que lanzó regresa contra él, para golpearle esta noche donde más le duele: en el reproche ciudadano.

Pablo Iglesias dio en Moncloa, desde una institución y utilizando medios que pagamos todos, un mitin podemita, asegurando que la cacerolada contra el rey estaba amparada por la libertad de expresión y que una reacción popular de ese tipo está justificada en la “indignación” de la gente por “situaciones que han molestado a muchos ciudadanos”. Palabras certeras para describir la indignación de millones de españoles por situaciones protagonizadas por el propio Pablo Iglesias, que, efectivamente, no solo molestan a la mayoría de los españoles sino que causan ya hartazgo y náusea, como las que se detallan más arriba.

VIOLACIONES DE LA CUARENTENA

Ahora, en plena crisis de la pandemia, cuando España lleva contabilizados más de 21.600 contagiados y más de 1.000 muertos y el Gobierno obliga a todos los españoles, incluidos los que no tienen ningún afectado en casa, a permanecer en sus domicilios, so pena de importantes sanciones e incluso de la detención, el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, que tiene el virus dentro de su domicilio y está obligado a guardar la cuarentena, ya la ha violado tres veces y, además, de manera totalmente innecesaria, dado que su presencia es absolutamente irrelevante en los operativos en marcha y su aportación, nula.


Nuevamente, tras el escrache que sufrió en la Complutense, el bumerán que lanzó regresa contra él, para golpearle donde más le duele: en el reproche ciudadano.


El calendario de quebrantamientos de la cuarentena es el siguiente. El día 8 de marzo, la mujer de Pablo Iglesias, Irene Montero, asiste a la manifestación de Madrid. El día 11 da positivo por coronavirus. Ese mismo día, Pablo Iglesias se recluye con su familia en su domicilio de Galapagar y al siguiente, publica un tuit asegurando que va a cumplir la obligada cuarentena de 14 días. No pasan ni cuarenta y ocho horas cuando, el día 14, se presenta en Moncloa para asistir al consejo de ministros, con el único objetivo de hacer valer su “poder” y causando una disensión que alargó la reunión ministerial por más de siete horas, sin que pudiesen aprobarse la totalidad de las medidas contempladas. Al haber quedado relegado del núcleo duro de control de la crisis, integrado exclusivamente por ministros socialistas, Pablo Iglesias se salta por segunda vez la cuarentena y el día 19 protagoniza, con el ministro de Sanidad, una rueda de prensa en Moncloa totalmente innecesaria y prescindible. Ese mismo día, por la tarde, vuelve a violar la cuarentena y realiza otra comparecencia con otros ministros de su partido. En todos los casos tenía la opción de la asistencia telemática contemplada en la ley y en todos los casos su presencia no aportaba nada.

El ejemplo de un vicepresidente que primero anuncia que va a estar 14 días en cuarentena, como es lo obligado, y enseguida viola su obligación de no exponer a terceros al contagio de un virus que tiene dentro de casa, es nefasto para la ciudadanía. Hay que tener en cuenta, además, que para que asista a esas reuniones o comparecencias en Moncloa, a Pablo Iglesias tienen que ir a buscarle a Galapagar el coche oficial, con un conductor, y los escoltas o vehículos de escolta, y que, aunque se extremen todas las precauciones habidas y por haber, por remota que sea cabe la posibilidad de que el virus pueda viajar con él e infectar a terceros. Pero, aunque no fuese así, el ejemplo que se da a los millones de españoles obligados a permanecer en sus casas, es pésimo.

Esta vez, la cacerolada se puede volver contra Pablo Iglesias. RTVE
Esta vez, la cacerolada se puede volver contra Pablo Iglesias. RTVE

Por todo eso no tiene nada de extraño que la gente, cansada de tanta contradicción y tanto abuso, se esté organizando vía internet para darle a Pablo Iglesias esta noche un poco de la propia medicina que él aplica a terceros. Los escraches y las caceroladas contra él no han hecho más que empezar.

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