sábado, 27 abril, 2024
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“Lysístrata siglo XXI”, nueva obra de José Manuel Villafaina Muñoz

Un texto ideal para representar en Mérida de uno de los hombres de teatro más experimentados de hoy

José Manuel Villafaina Muñoz, conocido hombre del Arte Dramático extremeño -promotor, actor, director, dramaturgo, profesor, crítico teatral y articulista de PROPRONews-, acaba de publicar, en colaboración con Pablo Lasso, una nueva obra teatral, LYSÍSTRATA SIGLO XXI, editada por Letrame Grupo Editorial, con todas las condiciones para ser representada en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. El autor ha participado en numerosos montajes que se encuentran entre los más exitosos del Festival, y su nueva propuesta es una valiosa actualización de la célebre comedia de Aristófanes que debería incluirse en la programación del próximo verano.

Badajoz, Extremadura..

La contraportada de la nueva obra de Villafaina dice:

“LYSÍSTRATA SIGLO XXI”, es una obra teatral tejida con los hilos sutiles de la ironía, el mensaje trascendental, el humor que acaricia el alma y la denuncia que despierta conciencias. Sus creadores son Pablo Lasso, erudito en Sociología, y José Manuel Villafaina, maestro en el Arte Dramático, que han entrelazado sus ingeniosas plumas en esta sinfonía literaria. Su escritura toma como inspiración las narrativas grecolatinas y las proyecta en el siglo actual como un canto de sátira social y política que aborda la importancia de la paz en el mundo y el conflicto sexual entre mujeres y hombres. En su corazón de comedia, late el eco ancestral de Aristófanes, quien sirve como fuente de inspiración. La obra es comprometida y consciente de que el teatro en la antigua Grecia fue el foro de la política en su esencia más pura, una política sin banderas partidistas ni militancias, arraigada en una actitud crítica al poder y a la condición humana.

LYSÍSTRATA SIGLO XXI”, surge tras una profunda reflexión sobre la situación crítica que atraviesan las actuales guerras, donde el conflicto en Ucrania arroja una cerrazón amenazante sobre el mundo, con el siniestro botón nuclear que acecha en las sombras. Al mismo tiempo, la obra reflexiona en el tumultuoso océano del feminismo actual de voces diversas y arduos debates de los últimos años. Su trabajo dramatúrgico se erige como un faro de relevancia temática y un crisol de innovación, forjando un sendero cómico, utópico e irreal que nos transporta de siglos pasados al siglo presente. La Lysístrata resucitada aquí y ahora, se convierte en el icónico personaje que guiará a los lectores, encarnando la esencia del espíritu libre y combativo que tanto atesoró el polémico Aristófanes, exponente griego del género cómico.

«LYSÍSTRATA SIGLO XXI» ve la luz pública como una obra teatral renovadora, un logro que resalta en su prólogo el profesor de Literatura de la Universidad de Extremadura y experto en teatro clásico, Miguel Ángel Teijeiro. Además, como un texto que ha ganado el reconocimiento de destacados dramaturgos y directores, como Juan Margallo, Denis Rafter, Miguel Murillo y otros, quienes han sido distinguidos por sus contribuciones sobresalientes al Festival de Teatro Clásico de Mérida. En sus voces, han descrito la obra como una versión divertida, audaz, oportuna y profunda, donde lo antiguo y lo moderno danzan en un resplandor de la pureza aristofánica que se refleja en el espejo del presente, una llama ancestral que sigue ardiendo en nuestro tiempo, recordándonos que el teatro trasciende eras y perdura eternamente vivo.

Escena de FEDRA, obra montada por la compañía TORRES NAHARRO del Centro Dramático de Badajoz.
Escena de FEDRA, obra montada por la compañía TORRES NAHARRO del Centro Dramático de Badajoz.

CÓMO SE GESTÓ LA OBRA

José Manuel Villafaina, en la introducción que hace en el libro contando cómo se gestó la obra dice:

Mi relación afectiva con la obra “LYSÍSTRATA” se remonta a los años de la irrupción democrática, etapa de profundos cambios que facilitaron un auténtico resurgir cultural en Extremadura. Una época en la que empezaron a tomar vuelo mis ideas del proyecto “Infraestructura Teatral Extremeña” que, entre otras actividades de las artes escénicas, contemplaba la conquista del Teatro Romano de Mérida por los artistas de la región (tratando de mudar de aires aquellos trasnochados “Festivales de España” del franquismo que allí se ofrecían). Y fue junto al gran dramaturgo Manuel Martínez-Mediero, que compartía las ideas de mi proyecto, con quién estuve luchando en aquel tiempo, respaldado por algunos intelectuales (entre ellos el periodista y escritor José María Pagador, director de PROPRONews, entonces reportero de HOY que publicó el proyecto) y políticos progresistas comprometidos que igualmente anhelaban una Extremadura mejor con un horizonte cultural renovado.

Martínez-Mediero escribió en 1979 su “Lisístrata”, basada en la comedia del mismo nombre de Aristófanes, que propusimos representarla en el teatro emeritense a la Dirección General de Teatro del Ministerio de Cultura, a la Diputación Provincial de Badajoz y al Ayuntamiento de Mérida. El proyecto fue aprobado al año siguiente, recibiendo el apoyo económico de las tres instituciones (gobernadas entonces por UCD). El estreno del espectáculo aconteció en1980, producido por la Compañía “Torres Naharro” del Centro Dramático de Badajoz (entidad de la Diputación bajo mi dirección artística), revolucionando la escena romana y ejerciendo una influencia significativa en diversos ámbitos artísticos, culturales, sociales y políticos en aquel momento aperturista del país.

El espectáculo, que fue fiel a la ironía de aquel Aristófanes polémico, respondió satisfactoriamente a la expectación que había generado, ya que era la primera representación de «Lisístrata» en el Teatro Romano. Durante los 10 días de representaciones, las gradas romanas se llenaron de espectadores, incluyendo a autoridades de instituciones extremeñas y del Ministerio de Cultura, destacadas figuras de las artes y las letras del país, así como profesionales del teatro que participaban en el I Congreso Teatral España-América Latina (integrado por prestigiosos autores, directores y organizadores de ambos continentes, que para la ocasión del estreno el Centro Dramático pacense había organizado). Todos asistieron esa noche al éxito que en el escenario romano se produjo.

El éxito de aquella Lisístrata mereció la portada de HOY y una elogiosa crónica del director del medio.
El éxito de aquella Lisístrata mereció la portada de HOY y una elogiosa crónica del director del medio.

GRAN ÉXITO

La crítica regional y nacional elogió unánimemente el espectáculo. Algunos titulares destacados fueron: «LISÍSTRATA O LOS PROFETAS EN SU TIERRA” por Teresiano Rodríguez (Diario HOY, 9-7-1980), «LISÍSTRATA: EL TRIUNFO DE LA ALEGRÍA” por José María Pagador (La Hoja del Lunes, 14-9-1980), y “CON «LISÍSTRATA» LLEGÓ LA FIESTA” por David Cuevas (ABC de Madrid, 11-7-1980). Hubo muchas más críticas favorables, incluida una magistral del profesor y crítico Ricardo Puente en la revista cultural «ALMINAR» (septiembre, 1980). Sin embargo, también tuvo intentos furiosos de sabotear la obra por parte de grupos y personas fanáticas del franquismo, con declaraciones reaccionarias públicas en la prensa, que fueron respondidas con un artículo respaldado por 1.001 firmas de espectadores (HOY, 21-7-1980).

El gran reconocimiento que se le hizo a “Lisístrata” abrió las puertas del Teatro Romano para que la misma Compañía «Torres Naharro» representara dos obras más: «Fedra«, basada en la tragedia de Séneca, escrita también por Martínez-Mediero, y «Golfus de Emérita Augusta«, escrita y dirigida por un colectivo formado por Miguel Murillo, José L. Alonso de Santos, Ramón Ballesteros y José M. Villafaina. Ambas obras igualmente lograron triunfar. En 1981, «Fedra» tuvo que ampliar sus funciones debido a la demanda del público y fue posteriormente transmitida por TVE en su espacio teatral Estudio-1, convirtiéndose en el primer espectáculo del Teatro Romano en ser televisado. En 1983, con «Golfus de Emérita Augusta» se celebraron los 50 años de funcionamiento del Teatro Romano y los 2.000 años de su construcción. Este espectáculo marcó un hito significativo y fue un homenaje de los artistas extremeños que, además, organizaron el auténtico Festival por primera vez. La repercusión, que significó también un brindis al triunfo de la izquierda ese año, llevó a las autoridades extremeñas a considerar la creación de un Patronato Extremeño del Festival, que se logró al año siguiente, siguiendo los objetivos propuestos por creadores teatrales de la región.

Aquella fue una época dorada, en la que el Centro Dramático de Badajoz lideró iniciativas teatrales vanguardistas que se adelantaron a otras regiones del país. Durante una década, se organizaron festivales regionales, nacionales, hispanoamericanos, amplias campañas de representaciones y de formación teatral en las capitales y en los pueblos, premios y publicaciones para autores extremeños y nacionales, entre otras destacadas actividades. Moisés Pérez Coterillo, destacado crítico teatral y director del Centro de Documentación Teatral del Ministerio de Cultura, elogió públicamente esta demanda teatral sin precedentes en Extremadura (TEXTOS, nº 25, abril 1983). La floreciente actividad teatral vivida en Extremadura junto con la memorable representación de «Lisístrata», fueron recuerdos que perduraron en mi memoria desde 1985, año en que fue dado de baja el Centro Dramático, de manera injustificada por políticos hostiles y carentes de visión cultural. No obstante, he sido un devoto seguidor del Festival, un privilegiado testigo de todas sus ediciones y el que más artículos y críticas teatrales escribió, principalmente para el PERIÓDICO EXTREMADURA y la Revista Internacional de las Artes Escénicas ARTEZ-BLAI.

Ya se sabe que la comedia original «Lisístrata» de Aristófanes, que aborda la sátira social y política sobre el conflicto sexual entre hombres y mujeres y la importancia de la paz, ha generado múltiples adaptaciones, versiones y reescrituras de obras nuevas en la cultura universal. En el Festival de Mérida se han presentado versiones en 1991, 2003, 2010 y 2016, después de nuestra producción en 1980. Asistí a todas esas representaciones y, en mis críticas teatrales, señalé que ninguna de ellas funcionó bien. Esto se debió principalmente a que se alejaron demasiado de la raíz clásica del Festival, adoptando en su lugar un enfoque pseudo-vanguardista o simplista, que Valle Inclán solía llamar «teatro agarbanzado«, en referencia al teatro comercial. Pero, sin más preámbulos, relato cómo surgió la «LYSÍSTRATA SIGLO XXI» en un viaje a México en enero de 2011.

El entonces ministro de Justicia, Fernando Ledesma felicita a un joven Villafaina por el éxito de GOLFUS DE EMERITA AUGUSTA.
El entonces ministro de Justicia, Fernando Ledesma felicita a un joven Villafaina por el éxito de GOLFUS DE EMERITA AUGUSTA.

CON PABLO LASSO

Durante mi estancia en la Guadalajara “Tapatía”, conocí a Pablo Lasso Gómez, un sociólogo e intelectual español radicado en México, quien estaba informado sobre mi trayectoria teatral en España y América Latina gracias a su nieta Laskhmi Regnier (quien había convivido un tiempo con mi familia en Badajoz). Ambos tuvimos gozosas conversaciones sobre el tema teatral que, en principio, se centró en mi crítica «Una Lisístrata lesbiana«, interpretada por Paco León en el Festival de 2010. En la discusión, coincidimos que era arriesgado aplicar lecturas fuera del contexto original de la obra de Aristófanes. Y durante la charla, aprecié el profundo conocimiento de Pablo sobre la comedia y su habilidad para ver a Lisístrata como un símbolo feminista. Además, me enteré de que había completado en Roma una tesis doctoral sobre feminismo y había hecho una adaptación de la obra griega para representarla con estudiantes en una universidad de Guadalajara (de la que fue Vicerrector). Pero lo que más me llamó la atención fue su entusiasmo por presenciar un espectáculo de «Lisístrata» en un teatro grecolatino (un privilegio que yo había tenido asistiendo a seis versiones distintas), lo que me llevó a proponer la idea de escribir juntos un texto moderno de «Lisístrata» ambientado en el siglo XXI.

La propuesta le entusiasmó y mayormente la pretensión de gestionar la obra en España para representarla en ese lugar tan singular que a él tanto le fascinaba: el Teatro Romano de Mérida. Yo conocía el Patronato del Festival (había sido miembro en una época) y su funcionamiento. Un Patronato que era reconocido por su dedicación a promover la cultura extremeña a través del monumento romano y las representaciones grecolatinas. Pero al que también había cuestionado públicamente sus altibajos, muchas veces de flojedad organizativa en sus directores por no respetar la esencia clásica grecolatina y por el abuso de un mediocre teatro comercial. Mis críticas siempre demandaron fomentar esa gran fiesta de la grecolatinidad que distinguiese al evento por la originalidad y la calidad. Y lo elevasen por encima de otros grandes festivales. Además, en 2011, había sido elegida la actriz Blanca Portillo como directora del Festival, que venía con nuevas ideas y una programación “en torno a la mujer, la guerra y el teatro como elemento purificador” (según había comunicado en EL PAIS, 5-4-2011).

Entonces, con gran entusiasmo, nos embarcamos en la escritura de la comedia durante ese año. Pero Pablo, que había enfermado en julio, falleció a principio de agosto repentinamente. Mi consternación fue grande, había perdido a un excepcional amigo –culto, inteligente, noble, generoso-. Y la obra estaba inacabada. Por otra parte, Blanca Portillo, tras finalizar el Festival de 2011, presentó su dimisión como directora por las muchas trabas que le pusieron los responsables del gobierno extremeño (entonces del PP), pese a que el evento empezaba a salir de la mediocridad de los años anteriores. Mi desconcierto, por ambos reveses, hizo que el texto escrito fuese a parar a la soledad de un cajón de mi escritorio.

Si bien, doce años después, tras reflexionar sobre la situación crucial que vive la guerra de Ucrania, con la inquietante amenaza de que un botón nuclear pueda acabar con el mundo, y también de la situación exaltada del feminismo, con las hostiles disputas que han emergido desde 2011, había recordado nuestra “Lysístrata”. Decidí rescatarla de su letargo y actualizarla desde enero de 2023, reconociendo su relevancia y explorando nuevas posibilidades, tanto en el fondo como en la forma de un nuevo sendero cómico, utópico e irreal protagonizado por Lysístrata en este siglo, tal como la concibió en su época el espíritu libre y combativo de Aristófanes. Y siguiendo el ejemplo ético de la comedia, como expone Albert Boadella en su libro «JOVEN, NO ME CABREE«, que arroja luz sobre el autor griego sin temor a ser tildado de regresivo, una característica común entre los buenos comediantes cuando desafían las normas morales predominantes y adoptan el escepticismo hacia algunas novedades.

Escena de GOLFUS DE EMERITA AUGUSTA, obra montada por la compañía TORRES NAHARRO del Centro Dramático de Badajoz.
Escena de GOLFUS DE EMERITA AUGUSTA, obra montada por la compañía TORRES NAHARRO del Centro Dramático de Badajoz.

UNA OBRA PERFECTA PARA MÉRIDA

Villafaina ha contado a esta redacción que «LYSÍSTRATA SIGLO XXI» es un nuevo texto teatral de esencia grecolatina que nació con el propósito de representarlo. El autor explica que ha compartido este texto con colegas dramaturgos y directores destacados, quienes elogiaron positivamente el trabajo. Uno de ellos, Miguel Murillo (el autor que más versiones hizo para el Festival de Mérida) lo describió como «una versión divertida, audaz y oportuna que se acerca mucho a la ‘Lisístrata’ original de Aristófanes, manteniendo su esencia y relevancia en la actualidad«. Y todos han alentado la presentación de este proyecto al Patronato del Festival de Mérida para su posible representación en el Teatro Romano. Para Villafaina el proyecto supone también cumplir una promesa: un homenaje a su amigo Pablo Lasso.

Villafaina presentará esta obra al Patronato del Festival con la esperanza de que consideren su inclusión en próximas coproducciones con compañías afiliadas, siempre y cuando la propuesta les resulte interesante. Fundamenta su petición para la representación con razones de peso como las siguientes, según sus propias palabras:

 1.- “Se trata de una obra creada por un hijo de esta tierra, que ha mantenido una estrecha relación con el Festival desde la década de 1970, siendo uno de sus testigos más leales de sus comedias y tragedias. Este «abuelo del Festival» asistió a todos sus espectáculos. Y eso merece respeto”.
2.- “Además, como “arquitecto de un templo”, desempeñé un papel fundamental en la creación tanto del verídico Festival (iniciado en 1983) como del Patronato (creado en 1984), edificando pilares para nuestra herencia cultural”.
3.- “Durante momentos cruciales en la historia del Festival, contribuí significativamente representando tres producciones -”Lisístrata”, “Fedra” y “Golfus de Emérita Augusta”- que marcaron el inicio de una epopeya (lo digo con sano orgullo)”.
4.- “Mi compromiso se extendió a la escritura de numerosos artículos y críticas constructivas. He sido el que más ha escrito sobre el evento, enriqueciendo su legado literario”.
5.- “Incluso formé parte del Patronato mientras dirigía el Centro Dramático y de la Música de la Junta de Extremadura, siendo un fiel guardián de la calidad de muchos sueños de las compañías”.
6.- “Hoy, con mis 82 primaveras a cuestas (60 de trayectoria teatral), estoy convencido de que si “LYSÍSTRATA SIGLO XXI” canta con la voz de los dioses, debería ser programada en el Teatro Romano como un tributo más que merecido a este compatriota que ha luchado incansablemente por el Festival, para elevar la bandera de la celebración de la grecolatinidad a lo más alto”.

Un texto perfecto para representar en Mérida.
Un texto perfecto para representar en Mérida.

VILLAFAINA Y LASSO, LOS AUTORES

PABLO LASSO GÓMEZ nació en Madrid en 1943. Realizó en universidades de Madrid y Roma licenciaturas de Sociología, Filosofía y Letras y Ciencias Sociales, doctorándose en Ciencias Políticas y Sociología. Una de sus tesis doctorales la dedicó al análisis del movimiento feminista.

Trabajó en Madrid y en Guadalajara (México). Fue profesor universitario, investigador y funcionario académico. Impartió numerosos cursos relacionados con las Ciencias Sociales y el comportamiento con el consumidor (sobre ese tema publicó en México varios libros y muchos artículos de sus investigaciones).

Realizó investigaciones para el Nuevo Orden Económico Internacional (NIEO), Ministerio de Educación y Ciencia (España), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Inter-American Foundation y la Universidad Jesuita de Guadalajara (ITESO). Fue editor y fundador de la prestigiosa revista Mercadotecnia Global.

Aunque la variedad de sus actividades académicas le impidieron dedicarse a la literatura, fue un buen aficionado al teatro. En 1981, participó en el ámbito universitario de Guadalajara en una readaptación de “Romeo y Julieta”. Igualmente, en 1983 hizo una adaptación breve de la comedia de Aristófanes, con el nombre de “Lysïstrata en la ciudadela” para un elenco amateur de universitarios.

Asentado en México (casado con la profesora mexicana Josefina Cadavieco), se jubiló en 2008. Desde entonces, su bagaje intelectual lo dedicó a la publicación de narraciones de fin de semana. En 2010 publicó una novela de ciencia-ficción: “La post-biografía del señor Pi”, un curioso recorrido por el más allá (Editorial Temacilli).

Falleció en 2011, en el transcurso de la creación de la obra teatral “LYSÍSTRATA SIGLO XXI”, realizada en colaboración con José Manuel Villafaina)

Villafaina alma mater teatral de Extremadura en el teatro romano de Cesarea, Israel.
Villafaina alma mater teatral de Extremadura en el teatro romano de Cesarea, Israel.

JOSÉ MANUEL VILLAFAINA MUÑOZ nació en Badajoz en1942. Licenciado en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y con una amplia formación postgrado, con hombres de teatro de la categoría del norteamericano William Layton o del italiano Darío Fo (Premio Nobel de Literatura 1997), ha desarrollado profesionalmente –durante 60 años en España y América Latina- una intensa actividad en todos los campos de las actividades escénicas: dramaturgo, director, actor, gestor, profesor y crítico.

Entre los trabajos realizados destacan: la dirección de la Cátedra “Torres Naharro” y el Centro Dramático de la Diputación de Badajoz (1977-1985), la dirección del Centro de las Artes Escénicas y de la Música de la Junta de Extremadura (1991-1993), la dirección de Festivales, Muestras, Certámenes y Seminarios de Teatro (internacionales, nacionales y regionales, 1977-1995).

Organizador de campañas de Cursos y Representaciones, destacando la iniciativa “EL RECREO” (Escuela Itinerante de Teatro Educativo), experimentada en todos los pueblos de Extremadura y varios Festivales Internacionales (entre 1973-2020). Organizador y jurado de los Premios “Diego Sánchez” para autores dramáticos nacionales y de los Premios “Torres Naharro” para autores extremeños. Responsable de la publicación y los montajes de las obras premiadas (1974-1986).

Fundador de las compañías Arión-Laboratorio Teatral y Torres Naharro (1972-1986). De sus espectáculos producidos destacaron “Lisístrata”, “Fedra” y “Golfus de Emerita Augusta” (representadas en el Festival Internacional de Teatro Grecolatino de Mérida).

Autor teatral: “Historias de Filemón”, “Una hoja de parra para el emperador”, “La estrella de Belén” y “El coquí enlatado” publicadas en el libro Teatro Maldito y Bendito (Ed. “Vive libros”, 2015). Y cinco textos de teatro infantil en los libros El Vuelo de la Palabra (Ed. por el Ayuntamiento de Badajoz). Algunas –de creación colectiva- sólo fueron representadas, como “Golfus de Emérita Augusta”, “El Candidato” y “El Recreo”.

Articulista y Crítico Teatral en diversos periódicos, revistas, libros, enciclopedias, etc., ha participado en congresos, seminarios, festivales, de Europa y América Latina (1974-2022). Entre otras distinciones tiene el Premio “Extremeño del Año” de la Cadena SER (apartado Cultura, 1981), el Premio “Ollantay” del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT/Caracas, 1993) y la Medalla de Honor en X Festival Internacional de Teatro Iberoamericano de Almagro (en 2010, por la trayectoria).

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