viernes, 26 abril, 2024
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Antonio Guerra, guardia civil, vencedor de ETA

En este agente ejemplar, víctima de ETA, personificamos a todos los guardias civiles, policías nacionales, jueces, fiscales, cargos públicos y ciudadanos que han derrotado a la banda

ETA cierra su historia asesina con una patética autoexculpación que denota, una vez más, su cobardía. Pero lo que los asesinos pretenden hacer colar como una merced voluntaria, adornada con la hueca palabrería de siempre, no es más que el reconocimiento clamoroso de su derrota. La banda terrorista ha sido derrotada de manera absoluta por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, los jueces, los fiscales, los cargos públicos que encabezaron esta lucha, con Zapatero a la cabeza, y la ciudadanía que sufrió y se enfrentó a la banda. Hoy les rendimos homenaje a todos ellos en la persona del guardia civil Antonio Guerra, que perdió un brazo en un atentado etarra, pero no se rindió y siguió luchando. Él y tantos como él son los vencedores de la banda.

El 12 de julio pasado publicamos una información sobre el caso extraordinario y ejemplar del guardia civil Antonio Guerra, que acompañamos con una entrevista en televisión que le hicimos hace algunos años. Hoy, cuando ETA ha terminado de escenificar su rendición, reproducimos dicha información en homenaje a todos los hombres y mujeres de la Guardia Civil, la Policía Nacional, los servicios de inteligencia, la fiscalía, la judicatura y el Gobierno, que son los indiscutibles vencedores de la banda. ETA no termina porque así lo hayan decidido generosamente sus miembros, sino porque han sido clamorosamente derrotados por aquellos.


El mérito del Gobierno de Rodríguez Zapatero en la victoria de la democracia sobre el terrorismo etarra es indudable también.


ANTONIO GUERRA

Antonio Guerra es un hombre normal. Mejor dicho, era un hombre normal, hasta que las circunstancias a vida o muerte en las que se vio envuelto, como víctima de un atentado de ETA, le convirtieron en un héroe, aunque a él no le guste nada esta palabra y diga que solo hizo lo que tenía que hacer.

A pesar de su apellido, él es de lo más pacífico que hay, pero como profesional de la Guardia Civil siempre estuvo dispuesto a todo; desde luego a la guerra contra el terror si era necesario. Entrevisté hace unos años a Antonio Guerra Fernández en televisión para contar su admirable historia, que va mucho más allá del atentado que sufrió y en el que perdió el brazo derecho. Él pertenece, junto con sus compañeros guardias civiles, policías nacionales, ertzainas, mossos d´esquadra y demás miembros de los cuerpos policiales y de la Inteligencia de nuestro país, y junto a los fiscales y jueces, al numerosísimo grupo de grandes profesionales, muchos de ellos heroicos, que tras librar una dura batalla de décadas contra ETA, han conseguido no solo derrotar a la banda terrorista, sino también que esta haya entregado las armas y se haya rendido sin recibir ninguna contraprestación a cambio.

Un momento de la entrevista. PROPRONews
Un momento de la entrevista. PROPRONews

Hoy que ETA ya no existe y que la mayoría de sus presos han aceptado incluso la legalidad penitenciaria, conviene recordar quiénes fueron los vencedores de una guerra que ellos no declararon, en la que se vieron obligados a participan a causa de la cerrazón de una banda criminal, y a la que pusieron fin no solo por la fuerza de las armas, sino, sobre todo, por la capacidad de resistencia, la grandeza de espíritu, la inteligencia y la profesionalidad.

UNA HISTORIA INCREÍBLE

La historia de Antonio Guerra es absolutamente increíble y tal vez constituya uno de los casos más heroicos y extraordinarios que se hayan dado en el mundo en la lucha de las fuerzas del orden contra el terrorismo. Este periodista es testigo presencial de algunos de los episodios que se cuentan aquí y puede dar fe de ello de primera mano.

En 1981 Antonio Guerra, guardia civil y amante del motociclismo, pasa a formar parte, en Badajoz, de una unidad de agentes dotados de motocicletas todoterreno, para el control y la vigilancia de la frontera con Portugal en áreas rurales. A los cinco meses de estar desempeñando esta función, y en plena ofensiva terrorista de ETA –en 1981 hubo más de una treintena de atentados y en 1982 más de cuarenta, con numerosos muertos y heridos, entre ellos, numerosos agentes de las fuerzas de seguridad-, Antonio Guerra es destinado a Bilbao como refuerzo. Entonces estaba en construcción el nuevo acuartelamiento bilbaíno, que los terroristas habían intentado volar repetidas veces. Para evitarlo, patrullas de guardias civiles formadas por tres miembros se turnaban en la vigilancia de las instalaciones durante las 24 horas del día.

Con Antonio Guerra, un verdadero héroe, antes de la entrevista. PROPRONews
Con Antonio Guerra, un verdadero héroe, antes de la entrevista. PROPRONews

El sábado, 17 de abril de 1982, a las 21,45 horas, el joven guardia civil Antonio Guerra –que se estaba preparando para su ascenso a cabo- vigilaba en solitario la parte delantera de la obra, mientras sus dos compañeros hacían lo propio en las dos alas del edificio en construcción. Su servicio iba a terminar a las 22 y, además, debían cubrir la llegada de los compañeros que iban a relevarles. En ese momento Antonio escuchó ruido lejano de disparos. De inmediato observó que los proyectiles estaban impactando en la pared junto a la que se hallaba. Les estaba atacando con fusiles automáticos un comando formado por media docena de terroristas. Antonio se refugió en el interior de la obra y empezó a disparar por las ventanas, para que los atacantes creyeran que había más agentes dentro. Pero los terroristas, desde una de las puertas, le lanzaron una granada anticarro. Antonio notó un fuerte golpe en el brazo derecho –era diestro- y su metralleta cayó al suelo. La metralla le había seccionado el brazo, que quedó pendiente de su cuerpo solo por uno colgajo. Él recogió su miembro seccionado, lo colocó sobre una mesa mientras la sangre le manaba a chorros por la brutal herida, se refugió tras un sofá y con la mano izquierda siguió disparando para cubrir la entrada. Luego llegaron refuerzos, los terroristas se retiraron y Antonio fue llevado in extremis al hospital por sus compañeros, prácticamente desangrado.

APRUEBA EL EXAMEN DE ASCENSO

Cuando se recuperó de sus heridas, el Cuerpo le ofreció el retiro, pero Antonio es mucho Antonio y dijo que no, que él quería seguir trabajando y, además, que aspiraba a ascender. Ante el asombro de sus superiores, Antonio Guerra Fernández, diestro hasta la fecha, aprendió a escribir con la mano izquierda en un tiempo récord, y ni siquiera quiso ser exonerado de las pruebas físicas para el ascenso, que realizó con un solo brazo. Siguió trabajando durante muchos años en la Guardia Civil y siguió montando en moto, ayudado por su brazo mecánico. Durante once años más fue jefe del SEPRONA en Badajoz, realizando su trabajo con una moto especialmente preparada para él. Hoy Antonio, felizmente jubilado, tiene una pequeña empresa de fruta en Badajoz.

Cuando terminé de hacerle aquella entrevista tan emotiva, Antonio y yo nos abrazamos y terminamos llorando. Hoy reponemos ese programa en homenaje a Antonio Guerra y a todos los vencedores de ETA.

(José Mª Pagador es escritor, periodista y fundador y director de PROPRONews)

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