viernes, 26 abril, 2024
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“El viaje del tiburón”, un apasionante recorrido por la Norteamérica de hoy con un raro escualo a cuestas

En su nueva novela, José Mª Pagador utiliza el transporte de un raro animal marino de costa a costa de los EE.UU. para ejemplificar la vida que merece vivirse y enfrentar las dificultades que a todos nos acechan

Podría ser una road movie, y de hecho, la obra tiene una estructura casi cinematográfica. Su autor la ha concebido así, adaptando la evolución de la trama como un viaje narrativo a la manera de grandes obras de la literatura y el cine norteamericanos, que sin duda tienen también raíz, como toda esta temática universal, en el Quijote. Una novela que promete ser un acontecimiento literario y cultural, porque tiene todos los ingredientes para el éxito y que puede encontrarse, en papel y en ebook, en todas las plataformas.

Hemos leído de un tirón –así de apasionante es- la nueva novela de José Mª Pagador, que el autor acaba de publicar en Caligrama, sello de la prestigiosa editorial Penguin Random House. La obra atrapa al lector desde el impresionante comienzo: “Hasta hace tres años yo no creía en el poder del mal y me burlada del prudente que se guarda de él. Esta conducta, lo sé, es impropia de un indio y una temeridad…”; y que mantiene cautivos la atención y el interés a lo largo de todos los capítulos, hasta el sorpresivo e impactante desenlace.


Un tiburón de boca ancha, una especie rarísima, es el pretexto para una extraordinaria historia de amistad y solidaridad.


Con una veintena de libros publicados (poesía, historia, gran reportaje y relato), esta es la tercera obra de narrativa que publica el autor, después de la novela Los pecados increíbles y el libro de cuentos Susana y los hombres, aunque su producción en prosa es abundante, y pronto publicará nuevas novelas y colecciones de relatos que esperamos con afán.

Lo primero que llama la atención de su nueva obra es el argumento. Un camionero de cargas especiales, de etnia mapuche, emigrado a los EE.UU., y un biólogo marino judío, transportan un gran escualo –pero no uno cualquiera, sino un rarísimo tiburón de boca ancha– en un impresionante camión Peterbilt 379, de costa a costa del país, en un recorrido de 3.000 millas que dura menos de una semana. En tan breve lapso de tiempo ocurrirán cosas que cambiarán la vida de ambos y del resto de personajes –y puede que también de los lectores- de una novela tan entretenida como aleccionadora, aunque el autor confiese que no pretende otra cosa que interesar y sugerir, sin que ello excluya la enorme carga ética y solidaria que tiene la obra. Apasionante periplo, pues, por la Norteamérica urbana (Miami, Nueva Orleans, San Antonio, Las Vegas, Bakersfield, San Francisco…), pero también por la rural de sus aldeas y desiertos, como el mítico Valle de la Muerte.


“Lo impensable es la materia prima de la vida”, esta frase resume el trasfondo de la novela.


Los bellos y fascinantes escenarios de la trama, tanto los urbanos como los rurales de la América moderna, y también de esa América profunda que Steinbeck retrata en Las uvas de la ira –cuyo sustrato, como el de otros grandes autores americanos del norte y del sur, está presente en la nueva obra de Pagador-, son los del sur de los Estados Unidos, en el inmenso territorio fronterizo entre la costa atlántica y la pacífica.

El autor, en un rincón de su biblioteca en Cádiz. PROPRONews
El autor, en un rincón de su biblioteca en Cádiz. PROPRONews

El protagonista recorre en su camión, llevando vivo un tiburón de boca ancha –una especie de la que solo se han visto contados ejemplares a lo largo del tiempo-, el itinerario que hay entre Orlando, en Florida, y San Francisco, al otro lado del país, en California, un recorrido trepidante en el que suceden mil peripecias y acontecimientos a cuál más inesperado, hasta culminar la insólita aventura de entregar a tan raro animal, rescatado en aguas de Florida, en el acuario que lo ha comprado.

TRUMP ESTABA POR LLEGAR

La historia ocurre en el final del último mandato de Barack Obama, poco antes de las siguientes elecciones, con el temor de algunos de sus personajes –especialmente el camionero, un valiente inmigrante– de que Donald Trump pudiese ganarlas, como efectivamente las ganó.


La novela sirve al lector no solo para el entretenimiento, sino también para la reflexión acerca de lo que es esencial y secundario en la vida.


Los personajes principales son cuatro, Fred Sale, el protagonista, un indio mapuche nacido en el extremo del cono sur americano, emigrado de niño a los EE.UU., que es camionero de cargas especiales; el biólogo marino del acuario de Orlando que acompaña la expedición, Isaac W. Hauptman, un joven judío neoyorkino a quien acaba de dejar su novia; Lautere Loubrieu, el casero de Fred, un haitiano con el que no se lleva nada bien; y Rita Morales, la novia mulata de Fred, que no sabe que este padece un cáncer terminal. Y luego, además de numerosos humanos secundarios, hay otros dos singulares personajes igual de importantes: Louis Armstrong, el tiburón de boca ancha que transporta Fred, y Sunday, el vivaracho perro del camionero, que tiene alma gatuna.

Prácticamente todo el desarrollo de la novela se articula en torno al largo transporte, en el que sobresale el vehículo –también con un importante “papel” en la novela-, un imponente camión Peterbilt 379, ese vehículo que forma parte del imaginario colectivo norteamericano y mundial, por ser un icono mecánico popularizado por el cine. El argumento está concebido como una clásica road movie con inevitables evocaciones quijotescas en ocasiones, tanto por las aventuras que se suceden como por la mentalidad y el coraje con las que Fred e Isaac las afrontan.

El estilo de la escritura, dado que es Fred, un camionero, el que habla todo el tiempo en primera persona, es llano y directo, lo que no quiere decir que esté exento de la complejidad y la altura de una excelente obra literaria. El argumento es aparentemente lineal, aunque en torno a esa directriz –el transporte del tiburón- se entremezclan diferentes sustratos temporales, humanos y psicológicos, de modo que las numerosas piezas que componen el relato, al final encajan unas con otras hasta redondear una cuidadosa trama, donde nada es superfluo, aunque prematuramente pueda parecerlo en alguna ocasión y que el final se encarga de desmentir.

Hay tres niveles superpuestos en la evolución de la trama, el de los acontecimientos, el del pensamiento y el de la conciencia, lo que permite mantener el interés por lo que está sucediendo, al tiempo que nos adentramos en las opiniones y el alma de los personajes, de tal modo que llegamos a identificarnos con ellos, porque lo que les sucede nos ocurre a diario a nosotras y a nosotros también.


“El viaje del tiburón” es un canto a la alegría de vivir, una invitación al disfrute de la existencia y un recordatorio de su brevedad y de la importancia de no dejar nada para mañana.


“Me ha costado mucho trabajo dar al relato ese tono de sencillez que forzosamente ha de salir de la boca de un camionero, sin perder calidad literaria y profundidad, pero creo que lo he conseguido”, dice el autor.

UNA OBRA TAMBIÉN PARA EL CINE

Parece una obra pensada también para el cine. “Contado así, el asunto parece muy cinematográfico, es verdad. De hecho, todo el libro está salpicado de referencias cinematográficas, porque el protagonista, gran aficionado al cine, ha suplido con él sus carencias culturales. Concebí la novela como si en mi cabeza se proyectase una película y eso me permitió facilitar desde el principio esa “proyección” en la imaginación de los lectores. Se trata de una novela, desde luego, es decir, no es un guión cinematográfico, pero está concebida y resuelta de tal modo que será sencillo convertirla en una película de verdad si llega ese momento. Incluso la acción que narro tiene su propia banda sonora, que “se escucha” a lo largo del viaje, jazz, blues, canciones judías y mapuches, etc., y cuyas sugerencias pueden resolver incluso la elección de la música por parte del posible director y los ingenieros de sonido”.

El asunto es fantástico, nada menos que el transporte de un tiburón en un camión enorme. “No crea que es tan fantástico. Le voy a hacer una pregunta a usted, que le hace el protagonista de la novela a otro de los personajes: ¿cómo se llevan los peces, incluidos los más grandes, de unos acuarios a otros? Pues en camión y por carretera”.

Portada de la obra. PROPRONews
Portada de la obra. PROPRONews

¿Y cómo se le ocurrió la idea? “Yo ya tenía, de años atrás, los materiales de ese viaje a través de los EE.UU., pero me faltaba el hilo conductor. No quería escribir un libro de viajes, sino una novela, pero carecía del pretexto para una trama consistente. Y ahí intervino la fortuna. Hace cuatro años, cuando se terminó el Acuario de Sevilla, la dirección me invitó al llenado de los tanques –entre ellos, el oceanario, que es uno de los más profundos de Europa- y a la traída de los animales, entre ellos, dos grandes tiburones toros. Uno de ellos, una hembra ya mayor llamada Margarida, de alrededor de 40 años de edad, vino de un acuario del Algarve portugués. Al preguntar yo a los técnicos del acuario cómo se hacía un transporte tan delicado, me dijeron que por carretera, claro. Y ahí surgió la idea, con un tiburón de boca ancha –el mío es muy diferente de los escualos comunes- que es rescatado en aguas de Florida y que será transportado desde el acuario de Orlando hasta el de San Francisco”.

La nueva novela de José Mª Pagador está siendo promocionada como una de las novedades literarias del nuevo curso en todos los medios nacionales, tanto en papel como en ebook, a través de las plataformas de Casa del Libro, Libros El Corte Inglés, Books Google, Amazon, Escolmalibraria, Libros Digitales Sanborns, Libelista, Unicornio, Agapea, Rakuten Kobo, etc.

Es para mí una inmensa suerte poder presentar un nuevo libro de Pepe Pagador, amigo, compañero del alma en este camino apasionante que es ejercer el periodismo. Lo mejor de él no se ve a simple vista. Y lo que voy a decir no son alabanzas vacías sino llenas de cariño hacia él. Es una de las personas más sabias que he encontrado en mi vida y ha sido mi consejero más certero cuando más lo he necesitado. Es una persona  muy generosa, leal y legal hasta el infinito. Su pluma es certera e inmersa siempre en la objetividad. Es insobornable con sus opiniones porque es difícil que no tenga razón. Le deseo mucha suerte y espero y deseo seguir teniéndole como maestro de periodistas, pero sobre todo como el amigo transparente y generoso que es. Mucha suerte Director.

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