El mérito en la captura de José Antonio Urruticoechea Goicoechea, alias Josu Ternera, el último jefe de la banda terrorista ETA corresponde por completo a la Guardia Civil, según fuentes bien informadas consultadas por este periódico. Aunque se ha atribuido la detención a una operación conjunta de la Gendarmería francesa y la Guardia Civil española, la realidad es que a la primera ha correspondido un papel meramente testimonial o de apoyo, dado que el grueso de la investigación y de la operación de captura ha correspondido a la Guardia Civil.
La celebración del 175º aniversario de la creación de la Guardia Civil ha coincidido con la detención de Josu Ternera en Francia gracias a la perseverancia -17 años buscándole- y la eficacia de los agentes del cuerpo, que prácticamente habían descubierto la zona donde el sanguinario etarra podría hallarse y que terminaron de identificarle y cazarle en situ, aunque la detención oficial la llevase a cabo la policía francesa. Ninguna noticia mejor que esta en la conmemoración de la efemérides de la fundación de uno de los mejores cuerpos de seguridad del mundo, un cuerpo que, por número de víctimas, sufrió como ningún otro colectivo la barbarie etarra.
Para la Guardia Civil además de un desafío profesional era también una cuestión de amor propio.
ETA mató a cerca de mil personas en el transcurso del tiempo. De ellas, alrededor de una cuarta parte –exactamente 230 agentes- fueron guardias civiles, y eso sin contar las otras víctimas, mujeres y niños, masacrados en casas cuartel, como en el atentado de la casa cuartel de Zaragoza, en el que fueron asesinados un total de seis niños y adolescentes y dos esposas de guardias civiles, además de los tres agentes fallecidos en el atentado.
Ha pasado mucho tiempo desde que ETA empezó a matar y ha pasado un año y 15 días desde que, por boca del propio Ternera, la banda terrorista anunciase que se disolvía, vencida en todos los frentes por el Estado español, a través de la Guardia Civil, la Policía Nacional y los servicios de inteligencia nacionales. Pero en todo ese tiempo transcurrido, los cuerpos de seguridad españoles no han dejado en ningún momento de seguir los pasos de los terroristas que aún permanecen huidos y que, según señala una fuente bien informada a este periódico, antes o después serán cazados todos ellos, como lo ha sido Josu Ternera, y llevados a juicio para que paguen por sus crímenes.
FOTOGRAFIADO POR GUARDIAS CIVILES
El seguimiento fue tan constante y estrecho que finalmente el último “gran jefe” de ETA fue localizado, identificado y seguido por agentes de la Guardia Civil en su escondite de Francia, tan de cerca que los propios agentes españoles pudieron fotografiarle a escasa distancia y marcar a la “presa” –como se observa en la imagen que encabeza esta información- para que la policía francesa procediera a la detención.

Para la Guardia Civil además de una obligación profesional y un desafío era también una cuestión de amor propio. Alguien como Ternera, acusado de los crímenes más atroces, con numerosas víctimas que incluyen civiles, mujeres y niños, no podía seguir paseándose impunemente por el mundo. Él no sabía que el cerco se había estrechado del todo y que un guardia civil de los que seguían sus pasos terminó de identificarle ayer, tras haber interceptado una comunicación suya con uno de sus contactos. Lo demás vino rodado.
Para la Benemérita, esta detención no solo representa un éxito profesional mayúsculo y una nueva victoria sobre el ya vencido terrorismo etarra, sino también un ajuste de cuentas moral con ese criminal sanguinario presunto copartícipe en el asesinato de guardias civiles y de esposas e hijos de guardia civiles. Por eso la operación que ha culminado con su detención fue denominada “Infancia robada”, en recuerdo y homenaje a esos niños que fueron vilmente asesinados cuando aún no habían empezado a vivir.
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