jueves, 25 abril, 2024
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Una y mil veces no

“Un hombre rebelde es un hombre que dice no” (A. Camus).

Siempre he sido un rebelde. Nunca me he plegado a una orden injusta ni he admitido ni admito nada que vaya contra la verdad, contra mis principios o contra mis semejantes. Me he pasado la vida diciendo NO. Eso me costó puestos de trabajo, comodidad laboral, contratos, tranquilidad, amenazas, represión política, represalias públicas y privadas, dinero (mucho dinero) y hasta un atentado terrorista de ultraderecha, que el 18 de julio de 1980 quemó mi coche.

Tampoco es para tanto, lo sé. Otros lo han pasado mucho peor. Pero es una pequeña muestra de que nunca me he casado con nadie en materia informativa o política. Y, como mis lectores comprenderán, no voy a empezar a hacerlo ahora, a mis años.

José Mª Pagador visto por JAM MONTOYA
José Mª Pagador visto por JAM MONTOYA

La situación actual que vive nuestro país en cuanto a pérdida de libertades, corrupción, injusticia y desigualdad, y en la que muchas veces la verdad de lo que sucede queda oculta o manipulada por eso que ahora llaman la posverdad –que no es otra cosa que la mentira disfrazada de moderna-, me llevan a dar el paso de crear este periódico, habida cuenta de que en los medios existentes no me dejan decir lo que pienso. En los diferentes medios informativos por los que he pasado he sufrido con frecuencia la censura, impuesta por directores miedosos o comprometidos no con la ciudadanía y con la audiencia, sino con el poder. A partir de ahora ya no sufriré más esas cortapisas. En PROPRONews voy/vamos a contar lo que sucede y a decir lo que pensamos, sin obstáculos. Voy a seguir practicando mi rebeldía ya con toda libertad.

CONTRA LA CENSURA

Soy rebelde, sí. Lo confieso. Me he rebelado siempre contra la injusticia y el abuso. He sido y soy un defensor de los que no se pueden defender. Es mi naturaleza. Por eso el periodismo que he ejercido ha sido siempre de fustigación del poderoso y de defensa de los débiles. Por eso mismo nunca admití la censura arbitraria o injustificada cuando trabajé o colaboré en medios de comunicación. Tengo que confesar que he sido un profesional consecuente y disciplinado en todo aquello que era razonable. Y afirmo que acepté de los superiores toda indicación justificada y legítima. Pero siempre me opuse a rectificar o retirar informaciones o artículos elaborados por mí que respondían a la verdad y a la objetividad de los hechos, o, sin infringir la ley, a mi propio pensamiento u opinión. El coste que he pagado por ser coherente ha sido alto. Pero ha merecido la pena pues conservo el respeto de mí mismo. A estas alturas de la vida, conservar este respeto es de lo mejor que le puede pasar a una persona y más a un profesional del periodismo.

AHÍ OS QUEDÁIS

Cuando un medio informativo ha pretendido torcer mi integridad profesional, le he dicho “ahí te quedas”. En 1989, con cuarenta años de edad y padre de tres hijas en edad estudiantil, me marché del periódico Hoy, donde tenía un buen puesto de trabajo y un sueldo más que digno, incapaz ya de soportar por más tiempo la actitud cobarde, aprofesional y censora de su entonces director, Teresiano Rodríguez Núñez, un excura reconvertido en mala hora en periodista.

“Mi acto de rebeldía en estos momentos es fundar este periódico.”

Me ha vuelto a suceder después en diversos medios. En Canal Extremadura Televisión, donde fui director y presentador durante dos años del programa de entrevistas Más que dos, presenté mi dimisión a su entonces director, Pablo Sánchez, para no soportar imposiciones y arreglos de todo punto inaceptables. La decisión me costó también un buen dinero.

O en El Periódico Extremadura, donde venía colaborando desde hacía casi dos décadas, y que abandoné no hace mucho cuando su entonces director, Miguel Ángel Muñoz, se negó a publicarme un artículo de crítica al entonces presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, atado por el dinero público que el político destinaba al medio en forma de publicidad y ayudas.

A todos ellos les dije “ahí os quedáis”, a pesar de la pérdida económica y de estabilidad e influencia profesional que mi decisión representaba. Pero la coherencia y la integridad son lo primero para mí.

REBELIONES

Hay más casos, que ya iré contando en entregas sucesivas, en las que ampliaré y detallaré los que acabo de mencionar. Porque en esta sección voy a ir narrando, desde la actualidad hacia el pasado, las rebeliones que he protagonizado a lo largo de mi vida, rebeliones que tienen que ver no solo con el mundo de la prensa, sino también de la banca, las organizaciones empresariales, la cultura, la milicia y otros. Mis rebeldías, mis rebeliones, quizás sean de lo que más orgulloso me siento. Voy a escribirlas no por afán de mirarme el ombligo, sino para demostrar que se puede ser un rebelde y sobrevivir, y para animar a otros a que no renuncien a su personalidad, principios e ideas.

La rebeldía es y debe ser contagiosa. Nada hace avanzar al mundo sino la rebeldía. Rebeldía no quiere decir indisciplina, insubordinación o revuelta –que también, si llega el caso justificado-. Rebeldía, desde la nobleza intrínseca de su concepto, es la capacidad que tiene el hombre de elegir siempre entre seguir de pie y ponerse de rodillas, o rebajarse incluso a una posición aun más humillante. Y yo quiero, exponiendo mi caso, extender ese contagio.

Y la rebeldía, por otra parte, tiene magníficos efectos terapéuticos. Te ayuda a conservar y mejorar la salud y a mantenerte joven. Practicarla es gimnasia para la mente, la sensibilidad y la creatividad. ¡Sed rebeldes! No os arrepentiréis.

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