Unas de las mejores fiestas que se celebran en el País Vasco, por alegría, participación popular, buen ambiente y variedad de programa, son las de San Roke, en Portugalete, la bella ciudad del Puente Colgante. Hoy, 16 de agosto es el día grande. Algunos de los mejores días de nuestra vida los hemos pasado allí por estas fechas. Las fiestas de San Roke de Portu las recomendamos, desde aquí, a todo el mundo.
Como todas las fiestas populares vascas, las de agosto en Portugalete son de lo más democrático. Toda la gente se mezcla en la alegría de la fiesta, sin distinciones de ninguna clase. Para empezar, aquí no hay que ponerse traje ni corbata para divertirse desde la exhibición de un estatus. Aquí el atuendo fiestero es el mismo para grandes y pequeños, para ricos y pobres, para naturales y foráneos. Una camisa blanca, un pantalón o una falda azul, y el pañuelo de rigor al cuello –el de Portu es de color amarillo- y ya estás vestido para la fiesta. En cuanto te vistes así, ya estás integrado. Todo lo más que hacen algunos y algunas, celosos depositarios de unas tradiciones que hay que preservar, es vestir el atuendo de aldeanos, que aúna sencillez con elegancia. Una tradición que están recobrando muchas familias con niños pequeños, a fin de que ese legado no se pierda.
Las fiestas empiezan cinco días antes de la gran jornada patronal, con toda clase de actividades y atracciones. La cosa se anima el día 14, víspera de la Patrona. Ese día destacan en el programa el Chicharrillo en la plaza del Solar –tres horas de música y baile vespertino para todos-, la bajada de las cuadrillas con los chupineros y el pregonero –este año son Mikel Aparicio Ruiz, de la cuadrilla Hor Dago; Uxue Ibáñez Cuadrado, de Ama Lur Eskaut Taldea; y Karlos Belasko Beristain, del Club de Remo San Nicolás-, el aurresku de honor delante del Ayuntamiento, el chupinazo –con todos los balcones de la Casa Consistorial echando fuego- y ya a la caída de la tarde, la gran tamborrada, con medio pueblo tocando en sus tambores temas previamente ensayados.
LAS BAJADAS
Antes de seguir hay que aclarar lo que son las bajadas, uno de los platos fuertes de las fiestas, en las que participa todo el mundo y de las que se celebran tres. La primera, la que hemos citado del día 14. La segunda, la del día grande, el 16, festividad de San Roque. Y la tercera y última, la Bajada Infantil, el 17. Por su especial orografía –Portugalete está levantada sobre unas elevaciones pronunciadas que descienden abruptamente hacia la ría del Nervión- ciertas calles caen en pendiente hacia el muelle y el paseo. Es por estas calles de marcado declive por donde se realizan las bajadas, con las cuadrillas en formación, las músicas sonando y la gente bailando y cantando sin parar.
El día 14 tras el chupinazo, la Tamborrada Portugaluja, pasadas las 9 de la noche, recorre las calles principales de la ciudad, para terminar en la plaza del Solar, a la vera del Puente Colgante, donde centenares de tambores, tocados por mayores y niños, interpretan las obras preparadas al efecto cada año. Ni que decir tiene que por las noches hay conciertos y bailes en diferentes puntos de la ciudad, y que una abigarrada zona de txosnas o casetas, pertenecientes a cuadrillas, asociaciones o entidades culturales, ofrecen a la concurrencia toda clase de manjares regados con buenos caldos.
Si no has venido nunca a San Roke Jaietan ya estás perdiendo demasiado tiempo.
A continuación llega el primer día importante, el 15, festividad de la Patrona, cuyo programa da comienzo a las 8 de la mañana con la tradicional Diana Portugaluja. La diana consiste en un pasacalles tempranero presidido por la estupenda banda de música de la localidad, a la que se suman numerosos vecinos y vecinas incluso a esas horas tan intempestivas y después de una segura noche previa de fiesta. Da igual. ¡Quién dijo cansancio! La gente –grandes y pequeños- sale tempranito ataviada del modo que hemos dicho, se concentra con la banda en el punto tradicional de reunión, y desde allí, después de entonar las canciones tradicionales de la diana, recorren las calles tocando y cantando, para despertar a los dormilones. Después de más de una hora de recorrido y música, la diana acaba con los numerosos participantes dando cuenta de un suculento desayuno en los estupendos establecimientos de hostelería de la ciudad.
HOY, ROQUE DEUNA
Y llega el día esperado, el 16, Roque Deuna. San Roque. Por la mañana la solemnidad se centra en la procesión del santo, a cargo de la sociedad Lora Barri, desde la plaza del Solar, abajo, junto a la ría, hasta la ermita del santo, arriba de todo. Una procesión en la que participa todo el pueblo, precedida por la solemnidad de los maceros y otros protocolarios acompañantes uniformados de levitas rojas y bicornios del mismo color, amén de la sección de espadachines que hacen la guardia de honor del santo patrón y que por el camino bailan sus danzas tradicionales.
El día de San Roque es una explosión de alegría, amistad y convivencia en todo el casco de la ciudad. Los bares se llenan de gente que entra y sale constantemente. Numerosos grupos musicales, generalmente de viento, recorren las vías atacando alegres tonadas. Por todas partes se canta, se baila, se salta y se convive en una armonía admirable. La mañana se va en un plis plas, de bar en bar o de txosna en txosna. Luego, unos se van a sus casas a comer, otros lo hacen en los estupendos restaurantes de la localidad, y los más afortunados almuerzan con su cuadrilla en los txokos sociales o familiares, entre los que destacan el de la sociedad cultural Elai Alai o los de las familias Rueda y Beitia.
Por la tarde del 16 –hoy- se realiza la Bajada Popular, con todo el pueblo participando y cantando aquello de “tengo un novio chiquitín/que se llama Nicolás,/si lo quieres conocer/ sube arriba y lo verás”, durante cuyas estrofas todo el mundo se agacha primero y luego se estira otra vez, simulando la estatura del diminuto enamorado. Y a continuación, a las ocho y media de la tarde, el inexcusable baile de la Hora, con la banda de música municipal tocando durante sesenta minutos exactos –sin contar los generosos bises de los esforzados profesores- desde el quiosco de la plaza, para que la gente baile hasta cansarse. Las fiestas terminan mañana, día 17, con un amplio programa también y la Bajada Infantil; programa que concluye con la quema de la Jarrilla y la traca final, ya que los fuegos artificiales del remate festivo son esta noche.
LA JARRILLA
Para el que visite Portugalete en fiestas por primera vez, hay que explicar qué es eso de la Jarrilla. En la villa, donde se consumían y se consumen muchas jarrillas de vino, terminó popularizándose la jarrilla como símbolo de la misma, hasta el punto de que tan noble y útil recipiente acabó dando nombre al patronímico más popular de los nacidos aquí. El patronímico ortodoxo, el fetén, es portugalujo y portugaluja, claro está. Pero si en cualquier lugar de Euskadi, y aun de muchos otros lugares de España, alguien dice jarrillero o jarrillera, todo el mundo sabrá al instante que se está refiriendo a alguien nacido en Portugalete. Por eso la Jarrilla se convierte en un símbolo visible durante estos días, en forma de una gran jarra de varios metros de altura adosada a una esquina del Ayuntamiento, y vestida y arreglada cada año según la ocasión, sin que su atuendo y peinado se repita jamás. Dicho esto, y siguiendo con la fiesta, hay que apuntar que es imposible señalar el sinfín de actividades y citas interesantes que el programa ofrece. El epicentro de la concentración festiva se ubica en la bella plaza del Solar, sombreada y asomada a la ría, con templos de la convivencia tan concurridos como los bares Txiqui, Casa Vicente, Gran Hotel Puente Colgante y muchos más, aquí y en las calles aledañas.
Entretanto, en esta semana casi entera de fiesta, habrá habido competiciones entre cuadrillas, fiestas de la espuma, toda clase de atracciones y actividades infantiles, romerías, yincanas, conciertos y actuaciones de música vasca, habaneras, pop y rock; campeonatos deportivos diversos, karaokes, mercado medieval, piragüismo, misa cantada, toros de fuego encarnados por humanos disfrazados, campeonato de Euskadi de bacalao al pil pil, ciudadana sopa de ajo y comidas populares, teatro, degustaciones populares de sidra y chorizo, gigantes y cabezudos, mariachis, conciertos de txistularis, cucaña, regatas, verbenas… Y aún me dejo muchas actividades para atrás.
Yo he tenido la suerte de vivir esta maravilla de fiestas durante los últimos diez años y he de confesar que pocas celebraciones hay como estas, tan pacíficas, divertidas y generosas, donde el lugareño te acoge con los brazos abiertos y donde se fraguan amistades para toda la vida. A todos vosotros, amigos y amigas, eskarrik asko.
